Manuel Marín - ANÁLISIS
¿La campaña más tranquila del PP?
Desde que el pasado 2 de mayo se confirmase que la legislatura resultaba fallida, y que no había otra alternativa que la repetición de elecciones , la evolución de las encuestas está siendo demoledora para el PSOE. La entente suscrita entre Podemos e IU apunta a ser la guillotina de Pedro Sánchez pese a que la lógica electoral no debería convertir el «sorpasso», salvo un hundimiento alarmante , en una opción creíble. El peso de casi 140 años de historia y la pérdida de credibilidad de un candidato como Pablo Iglesias debería actuar como palanca reactiva del PSOE. Sin embargo, a falta de poco más de un mes para los comicios , no es así. En el PSOE hay quien sostiene que el sobreactuado arranque de Podemos, unido al hecho de un previsible aumento de la abstención de hasta cinco puntos, debe beneficiar a Pedro Sánchez en detrimento de Iglesias. Pero también hay también quien atisba sin remedio la catástrofe socialista de quedar relegada a tercera fuerza.
Por eso el PP vive instalado en la paradoja. Percibe su campaña más tensa y difícil desde una cierta lejanía, con la seguridad de que en esta ocasión la mayoría insuficiente que le otorguen las urnas no será un obstáculo para la gobernabilidad , y en la creencia de que la verdadera pugna no está en la lucha por La Moncloa, sino por el control hegemónico de la izquierda. No es cierto que el PP viva obsesionado por la dificultad de arrancar votos a Ciudadanos. Internamente, dan como hecho consumado que regresará a Génova más de medio millón de votos asegurados, y que otro medio millón dependerá del grado de credibilidad y convicción que pueda demostrar Mariano Rajoy en el mes que queda hasta el 26-J . Ven factible el retorno de un millón de votantes, aún hoy ocultos.
Por el centro, no habrá «sorpasso», sencillamente porque no puede haberlo. Albert Rivera ya ha asumido que difícilmente dejará de ser el cuarto partido más votado. Le será harto complicado superar la barrera del 16 por ciento de los votos y, escaño arriba, escaño abajo, repetirá resultados. ¿El beneficiado? Los más optimistas en el PP ocultan un cierto grado de euforia interna. Dan por seguro que se rebasará el 30 por ciento de los votos y que, en cualquier caso, crecerán en escaños: 130 o incluso alguno más. Y todo lo que Rivera «arranque» del PSOE terminará sirviendo para un gobierno de centro-derecha.
El PP tiene claro además que el «sorpasso» de Unidos Podemos al PSOE beneficiaría a la derecha porque probablemente los socialistas entrarían de inmediato en un coma inducido, y su único objetivo sería la refundación inmediata del PSOE con un nuevo liderazgo. En esas circunstancias, abstenerse en una hipotética investidura de Rajoy no sería un drama, sino una rendición a la evidencia. Sánchez ha tardado en asumir que su enemigo no es Rajoy, sino Iglesias. Por eso, de momento, en el PP nadie tiembla de los nervios.
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