Curri Valenzuela

Bromas de mal gusto

«El empesario Muñoz Medina vuelve a pasarse al querer resolver el incidente viajando a Cádiz para pedir excusas a Teresa Rodríguez»

Algo huele a podrido en un país en el que el gerente de un partido de solera se queda con los billetes de Lotería premiados, un empresario supuestamente solvente trata de b esar en la boca a la dirigente de Podemos de su Comunidad , el rector de una Universidad de prestigio plagia buena parte de lo que publica, el padre de una niña con una rara grave enfermedad estafa un millón de euros de ciudadanos con buen corazón y muchos ejemplos más que no caben en un breve articulo. Y no porque se den tantos sinvergüenzas por metro cuadrado, lo que sucede en cualquier parte, sino porque aquí estos sujetos tratan de convencernos de que no han hecho nada malo. Y, excepto en algún caso puntual, consiguen la impunidad de seguir en sus puestos como si, efectivamente, no lo hubieran hecho.

«Fue una broma de mal gusto». Así califica el empresario andaluz Manuel Muñoz Medina el haber tratado de besar en la boca a Teresa Rodríguez, a la que acorraló al término de un acto presidido por Susana Díaz y otras autoridades después de que se sirviera un refrigerio en el que el dice que se tomó «17 copas de más». Pues, ¡acabaría con el catering! Hace bien la dirigente de Podemos en denunciarle y Muñoz Medina vuelve a pasarse cuando pretende resolver el incidente viajando a Cádiz para pedir excusas a la insultada. Y harán mejor los clientes de la empresa de decoración que él regenta en boicotearla mientras semejante individuo sigue al frente de la misma.

Lo del gerente del PSOE, Goyo Martínez , y sus colaboradores que se quedaron con cinco decimos de lotería agraciados con dos millones de euros que les regaló el lotero a quien habían comprado el número que jugaron los trabajadores del partido, no tiene un pase. En el más puro estilo Bárcenas, practican el «santa Rita, Rita, Rita...». Igual que el rector de la Universidad Rey Juan Carlos, subvencionada por la Comunidad de Madrid, Fernando Suárez, que se niega a dimitir a pesar de que le han cazado plagiando al menos diez de los trabajos de «investigación» (sic) que ha publicado recientemente.

La dirección del PSOE y el gobierno madrileño tienen la oportunidad de demostrar que el dinero publico no está para pagar a gerentes ni rectores sin escrúpulos. A la espera de medidas que quizás nunca lleguen, nos queda el consuelo de que el padre de Nadia, Fernando Blanco , este en la cárcel. Se pasó de lo tolerable, un millón de euros son muchos. Menos mal.

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