El broker estafador que se jactaba de sus engaños acepta tres años de prisión

El agente de banco llega a un acuerdo con el fiscal que le acusa de apropiarse de más de 300.000 euros de sus inversores

Jorge Lozano Belver, en una foto de archivo ABC

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«Sabía que esto iba a pasar, pero es lo único que sé hacer, llevo toda la vida, y lo hago muy bien». El consumado estafador Jorge Lozano Belver dejó de piedra a los policías cuando les soltó la frase de marras mientras le ponían las esposas a finales de enero. Llevaba un año escondiéndose, reclamado por varios juzgados. La Fiscalía de Madrid le pedía ocho años de prisión por estafar 310.264 euros a inversores y amigos , pero Lozano ha alcanzado un acuerdo con ministerio público y acusación, que hoy ratificará en la Audiencia Provincial. Los ocho años se quedarán en 3 años y tres meses (un año y nueve meses por delito de falsedad documental y otro año y medio por un delito continuado de estafa), según confirmaron fuentes jurídicas a Ep.

Lozano se presentaba como ingeniero industrial reconvertido en broker de éxito. En realidad era contable y había trabajado en bancos por lo que conocía la operativa. Garantizaba a sus víctimas ganancias sustanciosas con sus ahorros o con inversiones inmobiliarias. Se ganaba su confianza a través de familiares e incluso de sus parejas y después venía el golpe. Los ahorros no volvían y no existían tales inversiones, sino que el dinero terminaba en cuentas del ahora detenido o lo utilizaba para mantener su alto nivel de vida. Para sostener el engaño falseaba supuestamente todo tipo de documentos privados y mercantiles como contratos, cheques, etc., según fuentes policiales. Acumula víctimas por toda España.

Desapareció un año

Cuando empezaron las denuncias en cascada desapareció. Hasta enero que lo detuvo la Policía a la salida de un conocido restaurante madrileño. Le reclamaban la Audiencia de Logroño y la de Madrid para ingreso en prisión por estafa y tenía otras tres órdenes de búsqueda y detención de tres Juzgados madrileños . La Fiscalía ya tenía su escrito preparado en nombre de casi una decena de víctimas por los delitos de estafa y falsedad en documento mercantil. El acusado convencía en su calidad de agente representante del Banco Maediolanum a personas con las que tenía una relación de confianza para que invirtieran sus ahorros que iban a parar a su propia cuenta bancaria, a la de sus padres, a la de su entonces mujer o a la del casero que le alquilaba la vivienda. Se le reclaman 310.264 euros.

El fiscal sostiene en su acusación que pese a los «continuos» requerimientos por parte de los perjudicados, ni la entidad ni el acusado «han efectuado hasta la fecha la restitución de cantidad alguna». Como agente del banco, desde 2010 llevaba a cabo actividades de promoción de operaciones, servicios de inversión, contratos de seguro, y otros servicios financieros ofrecidos por la entidad siempre en su nombre y en su representación. Así, durante dos años el acusado elaboró un plan para apoderarse de las cantidades que eran ingresadas por los clientes «falseando las cuentas de los mismos, entregando documentos manipulados para generar engaño en los clientes y realizando trasferencias no consentidas desde las cuentas de los mismos a su cuenta personal o utilizando las cuentas de sus padres o de su esposa que habían abierto en el citado banco o llevando a cabo pagos de sus deudas desde las citadas cuentas abiertas por los clientes».

Dos hermanos, amigos suyos, ingresaron 115.000 euros uno y 10.000, otros. Gracias a la obtención fraudulenta de las claves de internet de los estafados, Lozano realizó transferencias «no consentidas por sus titulares» para apoderarse de todo el dinero. Los destinatarios de las transferencias a cuentas abiertas en el mismo banco por el acusado fueron su madre (26.098 euros), su padre (918 euros), su esposa (4.574 euros), al casero que le tenía alquilada su vivienda (22.725 euros) y él mismo (43.658 euros).

Los servicios de auditoría de la entidad, ante la existencia de estos cargos, pidieron explicaciones al acusado quien el 24 de enero de 2011 y, «con la finalidad de mantener el engaño y justificar las transferencias bancarias», aportó un contrato de arrendamiento íntegramente creado por Lozano en el que estampó las firmas de los hermanos y un contrato de prestación de servicios «también íntegramente creado por el acusado».

La operativa la repitió con otras víctimas a las que aseguraba que iba a invertir su dinero y a conseguir gran rentabilidad, pero todas las partidas acababan engordando sus cuentas. Así, operación tras operación, hasta los 310.264 euros, acreditados por ahora. Lozano, embaucador y persuasivo, que llegó a timar a sus parejas, ha aceptado entrar en prisión. Se ahorrará cinco años respecto a la petición inicial de la Fiscalía si hoy ratifica el acuerdo.

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