Bono ocultó que nunca hubo quejas sobre la seguridad del Yak-42

ABC desvela el contenido íntegro de los «papeles ocultos» que amenazó con «hacer públicos»

El exministro de Defensa José Bono durante la presentación de su libro en 2015 EFE
Paloma Cervilla

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El pasado enero, el exministro de Defensa José Bono amenazaba en una entrevista en El País al Gobierno de Rajoy con hacer público el « documento oficial oculto » que confirmaba que, «con los gastos acumulados hasta la fecha (Prestige, crisis de Irak...), solo se podían contratar dos aviones al mes» para desplazar a las tropas a las misiones internacionales. Ello explicaría, según su versión, que «contrataban aviones basura», como el Yak-42 siniestrado en el que murieron 62 militares españoles, como consecuencia de «las limitaciones presupuestarias existentes».

Ese fue su chantaje al Partido Popular, después de que se hiciera público un informe del Consejo de Estado que admitía la responsabilidad patrimonial del Estado frente a las víctimas, pero aseguraba que no tenían derecho a recibir más dinero del ya obtenido. Ese mismo informe desmontaba la versión de que se ignoraron las quejas sobre la seguridad de los vuelos antes del accidente. Como publicó ayer ABC, éstas se atendieron y se tramitaron.

Burofax de Cospedal

Ante esta amenaza y ante la posibilidad de que el exministro tuviera en su poder documentos oficiales del Estado Mayor de la Defensa, que habría sustraído y que ya no están en dependencias oficiales, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal le envió un burofax requiriéndole esa información.

Cospedal aseguró que «si él tiene documentación yo creo que la debería aportar . Si la tenía cuando era ministro de Defensa, creo que lo debería haber utilizado, y si creía que había alguna cosa mal hecha creo que debería haber ido a los tribunales. Yo soy ministra de Defensa y veo cosas raras y me voy a los tribunales»

ABC ha tenido acceso a algunos de los documentos a los que se refirió Bono en sus declaraciones. El exministro ocultó que en esos mismos papeles que dice tener, aunque no los ha dado a conocer, también se afirma que «nunca llegaron quejas relativas a la seguridad de los vuelos antes del día del desgraciado accidente, que se trató de un fallo humano». Por lo tanto, no habría relación entre la posible disminución de los vuelos y la seguridad del aparato, como quiso hacer ver Bono en sus amenazas.

Uno de los documentos que obra en poder de ABC se refiere al acta de una reunión celebrada el 4 de noviembre de 2005 en la que se «abordan las conclusiones a las que se han llegado después de un análisis exhaustivo de la documentación disponible del accidente». A esta reunión asiste el exministro Bono y tres mandos militares. Uno de ellos, en su exposición, señala que «siempre se buscó la verdad, se trabajó con lealtad y considera que se hizo bien el trabajo, pero en todo el proceso intervienen muchas personas, con poco tiempo de reacción y muchos cambios en la programación. Quizás se pecó de exceso de confianza y siempre quedan dudas de si todo el mundo hizo lo que debía».

Este mismo mando militar señala que «le dijeron que, aunque el capítulo 228 era ampliable, el límite del mismo viene fijado por el Fondo de Contingencia por lo que, con los gastos acumulados hasta la fecha (Prestige, crisis de Irak...) solo se podían contratar dos aviones al mes».

En el acta de este encuentro, el militar sigue afirmando que «el entorno de trabajo era muy complejo y requería muchos aspectos a coordinar con distintos estamentos, lo que obligaba a priorizar los vuelos. En algunos casos no tenía capacidad el propio Jemad (jefe del Estado Mayor de la Defensa) en dicho asunto, concretamente en la crisis de Irak. El Jemad tenía que pedir permiso al ministro para algún vuelo concreto, autorización que solía llegar con muy poco tiempo de reacción, en algunos casos, con modificación de carga y/o personas a transportar, lo que conducía a improvisaciones al no poder cerrar el manifiesto de carga».

Este mismo mando, contrariamente a lo que sostiene Bono, le dijo en esa misma reunión que «se recibían novedades todas las mañanas. Las quejas que se recibieron están relacionadas con el catering, retrasos en los horarios, visados... pero nunca recibieron quejas de tipo operativo. Sabían que había descontento, pero no llegaron quejas que afectaran a la seguridad de los vuelos».

Críticas a Trillo

El militar realiza una queja sobre la comparecencia de Trillo en el Congreso «en las que achaca la responsabilidad a las Fuerzas Armadas» y señala que «la institución en general no ha dado buena imagen a sus subordinados». Bono le dice que por qué «no le ha enviado una nota explicativa» sobre esta cuestión, y el militar le responde que porque «los militares deben mantener una silenciosa confianza en sus superiores».

Otro de los documentos a los aludió Bono está fechado el 30 de junio de 2005 y su contenido está relacionado con lo que afirmó el exministro, referido a la supuesta relación entre las limitaciones presupuestarias y la seguridad de los vuelos. En este documento se exponen argumentos similares a los abordados en la reunión con el exministro de noviembre de 2004.

Un alto mando militar critica la « excesiva politización que se está dando a este triste episodio» y reitera sus quejas sobre el exministro Federico Trillo y el daño que se hace a la institución militar. Seguidamente, hace alusión a la «sensibilidad política que se vivía respecto al conflicto iraquí» y que «esta circunstancia modulaba de arriba abajo nuestra actividad diaria. De forma que, en algunos casos, teníamos incluso que esperar a que el Jemad recibiera la instrucción del ministro para concretar los detalles finales de algunos vuelos».

Problemas con el catering

El autor del escrito subraya nuevamente las restricciones presupuestarias y vuelve a reiterar que nunca hubo quejas sobre la seguridad de los aviones contratados: «Aunque soy consciente de que, además, existieron problemas con el catering, retrasos en los horarios, problemas con visados que reclamábamos a la compañía contratista inmediatamente, me gustaría destacartarte, una vez más, que nunca me llegaron quejas relativas a la seguridad de los vuelos antes del día del desgraciado accidente que, con los datos que tengo, en mi opinión, se trató de un fallo humano».

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