Bomberos incombustibles

Hoy regresan a Sevilla los voluntarios detenidos por los guardacostas griegos cuando rescataban refugiados en el mar

ROMUALDO MAESTRE

En la isla griega de Lesbos los conocen por el nombre de «los sevillanos». Sus chaquetas naranja fosforito son inconfundibles, se ven a la legua. Las encargaron precisamente para eso. Poder ser distinguidos en la obscuridad de la noche cuando se acercan en su lancha semirrígida a rescatar refugiados perdidos en el mar.

Son los bomberos sevillanos de la ONG ProemAid, ayuda de profesionales en emergencias, por sus siglas en inglés. Se embarcaron en esta aventura humanitaria a principios de diciembre del año pasado. Pusieron trescientos euros cada uno, pidieron prestada una zodiac de Protección Civil a un ayuntamiento sevillano, la engancharon a un coche y se hicieron cerca de cinco mil kilómetros hasta llegar al «punto caliente» por donde pasan los refugiados de Oriente Próximo que huyen de las guerras y quieren llegar a Europa.

Después de llevar cincuenta días trabajando , con todos los papeles en regla y colaborando con la Guardia Costera griega en salvamentos marítimos, la madrugada del miércoles al jueves de la semana pasada fueron detenidos por esta y acusados de tráfico humano. Su presunto delito: su barca estaba en dique seco y se montaron en la de un danés de origen sirio de otra ONG con la que habían trabajado codo con codo. Se enfrentaban a diez años de prisión.

Enseguida hubo una movilización general para resolver este «mal entendido», tal y como lo definió Toni Amador, bombero de la organización en la isla. «Mira, yo entiendo de camiones, no de trenes –refiriéndose Amador a los problemas judiciales–, pero de lo que estoy seguro es que no hemos hecho nada malo sino salvar vidas». «Nos acusaban de tener armas blancas y son las navajas marineras para cortar los cabos cuando se enredan en las hélices», relataba a este periódico.

Después de dos días de infarto, el primero en una prisión inmunda, donde los cinco detenidos, los tres bomberos españoles y dos daneses, cabían a metro cuadrado cada uno, les pasaron a un calabozo de la Policía. El juicio, que se celebró el sábado, duró cerca de doce horas y por fin pudieron salir todos en libertad sin cargos y poder abandonar Grecia cuando quisieran, salvo el danés Salam Aldin, que tendrá que permanecer 18 meses en el país y firmar en la comisaría una vez a la semana.

Pagadas las costas judiciales

El problema es que en el veredicto judicial les obligaban a los bomberos españoles a hacer un depósito de cinco mil euros cada uno en el plazo de un mes por si hubiera responsabilidades civiles posteriores. Si no, se les devuelve. Además, tenían que pagar 2.100 euros de costas judiciales y 1.500 euros al abogado griego que los defendió y que tuvieron que buscarse ellos. Ayer ABC pudo saber que una ONG extranjera que también trabaja en la isla se acerco a Manuel Blanco, el sargento de bomberos de la Diputación de Sevilla que fue detenido y le dijo, aquí está el dinero. Para conocer la naturaleza humana de estos voluntarios basta con estas dos anécdotas. Su abogado, Jaris Petsikos, uno de los mejores de la isla que les buscó una española que reside allí y se dedica al alquiler y venta de viviendas, les cobraba 3.600 euros. Cuando salió del juicio les comunicó que le pagaran solamente el mínimo que exige el colegio de abogados. «Estoy en una nube», comentaba Blanco, cuando lo liberaron, «no nos podíamos imaginar la repercusión que esto ha tenido, han venido televisiones alemanas a entrevistarme, gente que yo no conozco de nada, en cuanto se han enterado de la fianza venían con dinero y me lo daban en mano». Esa noche se fueron todos a un bar a celebrarlo con unas cervezas, no muchas. Al día siguiente, domingo, volvían a la playa todos a trabajar.

Está claro que estos bomberos están hechos de otra pasta; incombustibles. Ayer salieron de Atenas los seis miembros del equipo y hoy está previsto que a las diez y media de la noche aterricen en el aeropuerto de Sevilla.El domingo llegó el relevo. Otros seis. Lo hacen cada quince días, los que pierden de sus vacaciones y asuntos propios. El reemplazo los despidió y bajaron a la playa a medianoche para hacer guardia. Menos un grado de temperatura.

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