¡Bienvenido a la libertad!

«En Podemos ya saben que adquirir una vivienda por más de 615.000 euros no prejuzga la condición de delincuente o corrupto del propietario»

Irene Montero y Pablo Iglesias en una imagen de archivo EFE
Manuel Marín

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En Podemos ya saben que adquirir una vivienda por más de 615.000 euros no prejuzga la condición de delincuente o corrupto del propietario. Tampoco, la de rico usurero que manosea su fortuna cada noche antes de acostarse, nadando en abundancia de casta mientras piensa cómo explotar al prójimo para seguir amasando dinero sucio mientras vulnera sus derechos proletarios. Ni siquiera prejuzga la condición de «pijo» al que habría que erradicar de la sociedad. También la izquierda obrera, la que presume de barrio humilde del que nunca renegará, tiene derecho a hipotecarse por el mismo importe , o por mucho más, con el que lo hace un empresario, un ejecutivo, un político de derechas, un banquero, o un asalariado de clase media que confía a esa inversión buena parte de su vida, para sí mismo y para su familia.

La decisión de Pablo Iglesias e Irene Montero de adquirir un chalé en la sierra de Madrid pertenece a su ámbito privado, incluso íntimo, y no debería afectar a su esfera pública. Es una opción que afortunadamente permiten la capacidad de trabajo y de ahorro de cada cual, las perspectivas laborales de futuro, la economía de libre mercado y, en definitiva, la libertad. El error de Podemos es la absoluta contradicción entre el discurso público de sus dirigentes y la actuación privada de muchos de ellos, muy alejada de la presuntuosa ejemplaridad que predican sin dar trigo.

Siempre fue demagógico, un vicio de manual básico del populismo de la extrema izquierda, estigmatizar como un indigno corrupto a cualquier español que por méritos propios haya comprado una casa por esa cantidad. Nadie obligó nunca a Iglesias a arremeter contra los «pijos» de las zonas residenciales , contra los «fachas» adinerados, o contra la casta de linaje con cuenta bancaria e inversiones en Bolsa… Nadie obligó nunca a Iglesias a afirmar que aunque fuera elegido presidente del Gobierno jamás abandonaría su piso de 60 metros cuadrados en Vallecas … Nadie le forzó nunca a cuestionar bajo la sombra de una sospecha indecente que un ministro adquiriese un ático por ese mismo importe. Nadie le forzó a condenar a la clase media solo por serlo. Comprar un chalé es su legítimo derecho. No lo es, en cambio, calumniar con criterios de un absurdo electoralismo a cada ciudadano que decide sencillamente tratar de ser más feliz. La propiedad privada es un camino de ida y vuelta. No es criminal cuando la defiende un liberal o un conservador, y es digna y sacrosanta cuando se ampara en ella un radical de izquierdas. Por coherencia argumental, por honradez intelectual, Iglesias debe estigmatizarse a sí mismo . Bienvenido a la casta. Bienvenido a la libertad.

¡Bienvenido a la libertad!

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