El banco azul pasa de primera a turista para acoger a 23 ministros
El Gobierno se aplaudió a sí mismo en Zarzuela tras prometer ante el Rey con normalidad
Sigue en directo el primer Consejo de Ministros de Pedro Sánchez
Los 22 ministros del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez prometieron ayer sus cargos ante el Rey, lo que dio efectividad a sus nombramientos. Y, mientras ellos se encontraban en el Palacio de La Zarzuela , unos operarios del Congreso de los Diputados adaptaron la bancada azul del Hemiciclo para poder acoger al Gobierno en pleno. Tuvieron que apretar los dieciocho asientos que había en la anterior legislatura para meter cinco más, de manera que los ministros y el presidente, que antes disponían de un espacio «business», ahora se sentarán más apretados, como si fueran en turista, cuando coincidan todos en la Cámara Baja.
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A pesar de lo numeroso y diverso del gabinete, dentro de La Zarzuela todo transcurrió con normalidad : los 22 ministros, incluso los que hace pocos años bromeaban con «guillotinar» a Don Felipe (Irene Montero) o los que le llamaban «ciudadano Borbón» (Alberto Garzón), prometieron «lealtad al Rey» y «guardar y hacer guardar la Constitución».
«Ministras y ministros»
Los once hombres y once mujeres siguieron la fórmula que establece el el Real Decreto 707/1979 de 5 de abril: «Juro o prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo… con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros». La única licencia que se tomaron algunos fue feminizar la fórmula del juramento , como ya hicieron en junio de 2018 los miembros del primer Gobierno de Sánchez.
Es decir, se comprometieron a «mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministras», como hicieron Yolanda Díaz e Irene Montero, o «de Ministros y Ministras», como hicieron otros. De los once ministros hombres, nueve acudieron con corbata. Los otros dos eran Pablo Iglesias y Alberto Garzón, que llevaban en la solapa de la chaqueta un pin con un triángulo rojo invertido, símbolo de la lucha antifascista .
Sin símbolos religiosos
Igual que hizo el presidente del Gobierno el pasado miércoles, los ministros prescindieron de los símbolos religiosos, la Biblia y la Cruz, y prometieron ante la Constitución, que es obligatoria y que ayer estaba abierta por el artículo 100, según el cual «los demás miembros del Gobierno serán nombrados y separados por el Rey a propuesta de su presidente». El ejemplar de la Constitución que se utiliza en este acto solemne es un facsímil del original publicado por las Cortes Generales en 1980 .
Durante la ceremonia, el jefe de Protocolo de la Casa del Rey, Alfredo Martínez, dio lectura a los Reales Decretos de nombramiento de cada uno de los ministros, que después prometieron sus cargos ante Don Felipe. El primero fue el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, para poder ejercer como Notario Mayor del Reino y dar fe de las promesas de sus compañeros. Le siguieron los cuatro vicepresidentes -Carmen Calvo, Pablo Iglesias, Nadia Calviño y Teresa Ribera- y el resto de los ministros encabezados por la titular de Exteriores, Arancha González Laya, como responsable del departamento más antiguo del Ejecutivo.
La ceremonia se prolongó unos veinte minutos y, cuando terminó, los ministros se aplaudieron a sí mismos, algo inédito en La Zarzuela. Pero esta vez todos mantuvieron el tipo y no hubo lágrimas, como ocurrió en el Congreso de los Diputados el día de la investidura. Don Felipe recibió entonces el saludo de cada uno de los ministros, a quienes dio la «enhorabuena» y les deseó «mucha suerte», y la titular de Política Territorial, Carolina Darias, tropezó con la alfombra y dio un traspiés. Después los ministros formaron un corrillo en torno al Rey, encabezado por un sonriente Iglesias, Don Felipe se dirigió a la prensa y dijo: «Listo», y los periodistas fueron invitados a abandonar el acto.
El Rey partió a Omán
Fuera del Palacio, la imagen era muy diferente de la habitual, porque había un montón de coches oficiales aparcados en la entrada. Cada uno de los 23 miembros del Gobierno fue en su vehículo hasta La Zarzuela . Incluso, Pablo Iglesias acudió en uno y su pareja, en otro. A esos coches se sumaron los de las altas autoridades del Estado presentes en la ceremonia -presidentes del Senado, del Congreso, del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo-. Tres cuartos de hora antes de la ceremonia, todos esos vehículos formaron un atasco insólito en los accesos a La Zarzuela, donde también había un montón de escoltas.
Una vez terminada la ceremonia, el Rey emprendió viaje a Omán para asistir a las exequias del sultán Qabús bin Said, al que conoció cuando tenía 17 años, y saludar a su sucesor, Haitha bin Tareq al Said. Y cada ministro se fue a tomar posesión de su respectiva cartera.