Ayuso no disputará a Feijóo el liderazgo del PP y le ayudará en la reconstrucción del partido
La presidenta de Madrid sabe que ahora no es su momento y será leal a la nueva dirección nacional
Cuando la noche del pasado viernes Isabel Díaz Ayuso abandonaba la sede del PP en Madrid, tras la reunión con Pablo Casado, recibió lo que ella considera la última puñalada del que fue su amigo, al empezar a filtrarse informaciones sobre un supuesto trato de favor en un contrato a un socio de su madre de hace muchos años , que ella atribuyó a la dirección nacional.
Si, por casualidad , pudiera haber, que no lo hubo, un resquicio para firmar la paz, quedó taponado inmediatamente. No daba crédito a que se volviera a la carga con algo que tanto le duele, como es que su familia esté en el punto de mira del PP y en el foco mediático.
La sentencia estaba dictada y ningún emisario, que se le envió estos días por parte de la dirección nacional para intentar revertir el enfrentamiento, consiguió que diera ni un paso atrás . Su respuesta fue la misma a sus compañeros de partido, que intentaban evitar el cisma total: «No quiero saber nada de Pablo. No tengo nada que hablar con él». No había perdón para los que ella considera que le han hecho tanto daño personal.
Finiquitada ya esa página de su relación de amistad con Casado, Ayuso abrió la que le une a partir de ahora con el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. El político que no quiso venir hace cuatro años a disputarle el liderazgo del PP a Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Pablo Casado en unas primarias, ahora ha tomado el mando y se ha aliado con el activo más importante y con más futuro del Partido Popular.
Ticket ganador
El objetivo es reconstruir juntos el PP y a esa misión se han comprometido, según han asegurado a ABC fuentes cercanas a la presidenta de la Comunidad de Madrid. El ticket Ayuso-Feijóo es ganador en la derecha y la autoridad dentro del PP está más que garantizada. El resultado de estas conversaciones a lo largo del fin de semana y los frutos inmediatos se vieron el lunes en las dos comparecencias, casi simultáneas, de Ayuso y Feijóo.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, aprovechando una visita a la inauguración de la biblioteca Infanta Leonor en Boadilla del Monte lanzó un primer mensaje tranquilizador : no aspira a suceder a Casado al frente del PP. Y lo hizo con una gran contundencia: «He dicho en numerosas ocasiones que mi sitio es Madrid, que tengo un compromiso con los madrileños que me han votado hace menos de un año, madrileños de izquierda a derecha, muchos que votaban por primera vez, ciudadanos que nunca habían votado al Partido Popular y que me dieron su confianza. Yo no puedo un año más tarde, ni siquiera sin haber cumplido un año, abandonar ese compromiso».
Ayuso negó una guerra con Casado: «No hay, como se ha dicho, ni ha habido, una guerra Ayuso-Casado, porque yo nunca he pretendido sustituirle, ni quiero estar en su lugar porque mi sitio es Madrid y lo he dicho siempre. Y, por tanto, no me voy a mover de mi responsabilidad». Además, insistió que «mi sitio es Madrid. Quien ha intentado ver una guerra de intereses Ayuso-Casado, se equivoca por completo. Esta es la demostración».
Estrategia coordinada
Seguidamente, en una estrategia coordinada, Feijóo marcó el camino a Casado instándole a actuar de forma inmediata para solucionar el problema, en lo que ya era un «última decisión». El martes, cuando Casado ya estaba solo y abandonado por la mayoría de los suyos, indicó que él también estaba abocado a tomar decisiones.
El camino del nuevo PP está trazado. Ayuso será leal a Feijóo y no le disputará el liderazgo del PP en el próximo congreso nacional. Su objetivo está cumplido: s acar de Génova a Pablo Casado y Teodoro García Egea a los que responsabiliza de una operación para desprestigiarla con acusaciones falsas de corrupción y tramas de espionaje, que incluían su familia y círculo cercano.
Ayuso sabe, por edad, tiene 43 años y Feijoó, 60, que su horizonte político es muy largo. Junto al presidente de Galicia puede crecer políticamente, y tiene cuatro u ocho años para ejecutar su proyecto político en la Comunidad de Madrid . Después, puede aspirar a dirigir el PP.
Final dramático
El final de la amistad entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado no ha podido ser más dramático. Una amistad que nació en la polítca y que ha sido ésta la que ha terminado por destrozar. Una lucha fraticida que ha durado un año y que se agudizó en septiembre de 2021, cuando Ayuso hizo ya pública su intención de optar a la presidencia del Partido Popular de Madrid.
Podían haber sido un tándem electoral ganador, cuando Casado, en contra de todos, designó a su amiga Isabel Díaz Ayuso candidata del PP a las elecciones autonómicas de 2019. Pero todo se torció.
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