Luis Herrero - PINCHO DE TORTILLA Y CAÑA

El autor del crimen

«¿Y si Moix no fuera el destinatario último de la dentellada que acabó con su carrera?»

Llegada a la sede de la Fiscalía de Manuel Moix,, ex fiscal jefe Anticorrupción, el miércoles JAIME GARCÍA
Luis Herrero-Tejedor

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Ante un cadáver, los detectives de las novelas policiacas siempre se hacen la misma pregunta para orientar la investigación: ¿cui prodest? La respuesta a esa pregunta, ante el cadáver profesional de Moix , induce a pensar que el disparo panameño que acabó con su jefatura en anticorrupción se efectuó desde allí mismo. Es patente que fue recibido de uñas, desde el instante mismo en que dijo que iba «a poner orden», y también que le faltó mano izquierda para apaciguar la hostilidad que le obsequiaron algunos de sus subordinados a modo de bienvenida.

Los fiscales que se sintieron señalados por el ímpetu regenerador que exhibió Moix tras su llegada tenían acceso a la información que ha servido para volarle la toga. El juicio por alzamiento de bienes al que se enfrentó su padre en los noventa sacó a relucir la existencia de la sociedad patrimonial de Panamá. Desde entonces, el rastro de ese borrón -legal, pero indecoroso- quedó indeleblemente impreso en la documentación de la causa judicial que se instruyó en los juzgados de Madrid antes de ser archivada a instancias del ministerio público. Bastaba con ojear el legajo del archivo para acceder a la munición.

A la luz de esos datos, el esclarecimiento del suceso parecía pan comido. Moix había cabreado a los tiburones que surcan las aguas profundas de la fiscalía anticorrupción y luego se había lanzado a nadar entre ellos. Al olor de la sangre, una dentellada certera se lo llevó por delante. Conclusión: accidente laboral por imprudencia temeraria de la víctima. Caso cerrado. Pero entonces aparecieron algunos testimonios afirmando que habían visto la sombra sospechosa de Soraya en el momento en que Moix caía abatido.

«Pero entonces aparecieron algunos testimonios afirmando que habían visto la sombra sospechosa de Soraya en el momento en que Moix caía abatido»

¿Y si Moix no fuera el destinatario último de la dentellada que acabó con su carrera? ¿Y si su defenestración hubiera sido una artimaña para poner contra las cuerdas la carrera política del ministro de Justicia? Conviene recordar que Rafael Catalá es uno de los pocos supervivientes del llamado G-8, el grupo de ministros que se atrevió a desafiar a la número dos del Gobierno. Casi ninguno se sienta ya en el consejo de ministros.

Se supone que el exterminio sucesivo de todos ellos perseguía la disolución del único poder fáctico capaz de entorpecer las aspiraciones sucesorias de Soraya. Si los ministros con más ascendiente personal sobre Rajoy se ponían de acuerdo para inducir su voluntad testamentaria, la vicepresidenta corría el riesgo de quedar excluida de la herencia. Por eso necesitaba desactivar a sus detractores. Por eso se los fue cargando, uno a uno, como el protagonista de una de las novelas más célebres de Agatha Christie.

Desde luego, que el ministro de Justicia está en apuros es evidente. Cuando Rajoy ordenó a todos los suyos que salieran a defenderle, según ha trascendido después, reconoció tácitamente que su integridad política corría peligro. ¿Pero solo por los ataques de la oposición? Lo cierto es que la orden de Rajoy también puede interpretarse como la críptica exigencia de que cesara de inmediato el acoso interno.

Catalá no tiene entidad suficiente, por sí mismo, para constituirse en obstáculo de la carrera sucesoria de nadie. Pero está claro que auspicia una higiénica campaña -Moix era su principal abanderado- para quitarle a la UCO el poder casi omnímodo que ejerce en la instrucción de los sumarios por delitos de corrupción. Cifuentes ya señaló hacia allí cuando habló del fuego amigo que había tratado de volarle la cabeza. ¿A quién le interesa que la UCO no pierda ese poder? A alguien, desde luego, con capacidad para utilizarlo en beneficio propio. Pincho de tortilla y caña a que si descubrimos su identidad sabremos quién ha sido el autor del crimen.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación