Ascenso al cráter del volcán de La Palma

A doscientos metros del volcán ya se puede medir el calor que sigue acumulando el cono secundario....

ATLAS ESPAÑA

A doscientos metros del volcán ya se puede medir el calor que sigue acumulando el cono secundario. En superficie se alcanza los trescientos grados pero esa temperatura es tres veces mayor bajo las grietas que hay en el cráter. Aquí los técnicos del IGN caminan entre fumarolas que siguen expulsando gases en un terreno con un alto nivel de toxicidad por el dióxido de azufre que se ha adherido a la roca. Las coladas que arrastraban la lava han dejado surcos en el paisaje. Estamos en el lugar más cercano al que pudieron llegar los vulcanólogos durante la erupción. Aquí quedaban expuestos a la tormenta de piroclastos y bombas lávicas que han quedado desperdigadas por los alrededores, horadando la superficie entre fragmentos de lapilli y toneladas de ceniza. Los pocos referentes que encontramos en pie, como una casa, sirven como sistema de medida y saber que se acumulan dos metros de ceniza. Llegar a este punto todavía es complicado. Supone un ejercicio de orientación entre montañas grises tras circular por senderos que han desaparecido. El volcán se ha adueñado del paisaje aunque ya se observan brotes verdes en las ramas de algunos árboles. La señal de que poco a poco la vida se regenera.

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