Inés Arrimadas se postula a presidir Ciudadanos tras la dimisión de Albert Rivera
Admite errores estratégicos y de comunicación y se fija un objetivo: «Levantar este partido y que el centro político se vuelva a escuchar con fuerza»
Una semana después continúa la resaca de la dimisión de Albert Rivera . Prácticamente desde su adiós todas las miradas se dirigieron a Inés Arrimadas , que este lunes por fin ha roto su silencio y ha anunciado que estará «a la altura de las circunstancias». En otras palabras, será «valiente» y dará «un paso adelante» para presidir Ciudadanos (Cs).
El partido se halla inmerso en un periodo de interinidad que finalizará en marzo con su quinta Asamblea General . Un par de semanas antes, se celebrarán elecciones primarias para nombrar al sucesor de Rivera y hoy Arrimadas, en una entrevista en Antena 3, ha confirmado su intención de presentarse a este proceso interno.
La diputada por Barcelona ha sido paciente, ha reflexionado y ha pedido respetar los plazos y los procesos internos pese a contar con un apoyo casi «unánime» de sus compañeros. Ha reconocido que a lo largo de esta semana ha recibido infinitas peticiones para que encabece el partido, «abrumadoras», y ha agradecido el respaldo y el cariño recibidos.
Pero sus primeras palabras han sido para el que era hasta la semana pasada su presidente, a quien le ha aplaudido por dar «una lección de dignidad y de responsabilidad » que, según ella, no se puede decir ni de Pedro Sánchez –que encadenó los dos peores resultados históricos del PSOE– ni de Pablo Casado –que el 28-A perdió 71 escaños–.
Por fin, autocrítica
La única persona capaz de ganarle al nacionalismo catalán unas elecciones autonómicas se ha puesto ya el traje de lideresa y ha encabezado una autocrítica a la que no acostumbraba hasta ahora Cs. Sin entrar a valorar comentarios de algunos de sus compañeros, el feroz ataque de Javier Nart contra la Ejecutiva de Cs al completo o el amago de Ignacio Aguado con postularse él también a presidir el partido, Arrimadas ha asumido errores estratégicos y de comunicación.
«Hemos hecho una cosa que no se puede hacer: desorientar a tu votante», ha llegado a admitir, después de aceptar que «probablemente» erraron en la estrategia tras el 28-A y que después, en la anterior campaña electoral, no supieron «explicar» su promesa de desbloqueo. Esas son las conclusiones que saca al ver cómo un millón de sus votantes se fueron a la abstención y casi un millón y medio se fueron al PP y a Vox , «dos partidos que no han hecho nada por desbloquear».
También es consciente de que en un escenario de polarización, el centro sufre. Y, además, a ello se le une que el votante tipo de Cs es más exigente. Arrimadas ha aceptado los errores, pero también ha afirmado que han pagado un precio demasiado alto por ellos: «Parece que hemos matado a Kennedy».
La futura candidata a presidir Cs, que ha desvelado que esta legislatura será presidenta-portavoz de su grupo parlamentario, ha defendido que también les faltó señalar que Sánchez no quería llegar a ningún acuerdo con un partido que no fuera Podemos. Lo que pedía el presidente en funciones, ha garantizado, era «una rendición» de Cs para que apoyasen gratis su investidura y evitasen una repetición electoral que le podía salir cara.
El error de «Rasputín»
Aunque el gran damnificado del 10-N ha sido Cs, Arrimadas ha subrayado que el PSOE se dejó más de 700.000 votos por el camino que, únicamente por la ley electoral, significaron una pequeña pérdida de tres diputados. «Su Rasputín», ha ironizado en alusión a Iván Redondo , «le dijo vete a segundas elecciones que vas a subir escaños». Pero lejos de aumentar, el PSOE y su «socio preferente», Unidas Podemos, retrocedieron en las urnas y salió un Parlamento más fragmentado con los nacionalistas como los principales beneficiados.
Al preguntarle si se ve como la primera mujer presidenta de España, ha aseverado que sus aspiraciones son mucho más «humildes»: «Levantar este partido y que el centro político se vuelva a escuchar con fuerza».