Argelia desmiente a España y asegura que no fue informada «a ningún nivel» del viraje sobre el Sahara
Ante la decisión de Argel de llamar a consultas a su embajador en Madrid, el Gobierno aseguró anoche que avisó «previamente» a las autoridades argelinas, que hoy responden asegurando que no se produjo ningún aviso: «Se trata evidentemente de una mentira envuelta en una ambigüedad intencionada para intentar calmar las legítimas preocupaciones planteadas por la clase política española»
El movimiento de Pedro Sánchez para resolver la crisis diplomática con Rabat está complicando las relaciones con Argelia, uno de nuestros principales suministradores energéticos, en un momento determinante para las relaciones económicas y geopolíticas. La confianza del Ejecutivo de que Argel no rompiese los puentes con España se empieza a tambalear, después de que en el día de ayer llamasen a consultas a su embajador en Madrid, Said Musi. Y de que ésta misma mañana hayan decidido confrontar con la versión española respecto a la existencia de un contacto previo para informarles sobre su acuerdo con Marruecos.
Fuentes diplomáticas argelinas citadas consultadas por el portal de noticias nacional Tout sur L'Algerie (TSA) y recabadas por Europa Prees han manifestado esta mañana que el Gobierno español nunca informó de antemano a Argel sobre su nueva posición respecto al Sahara Occidental. Una afirmación que entra en colisión directa con la versión defendida este sábado por España .
Pero estas fuentes niegan categóricamente esta afirmación. «Se trata evidentemente de una mentira envuelta en una ambigüedad intencionada para intentar calmar las legítimas preocupaciones planteadas por la clase política española», aseguran. En la noche de ayer, desde del Gobierno de España se había trasladado lo contrario. Fuentes gubernamentales trasladaron en la noche de ayer que «el Gobierno español informó previamente al argelino sobre la posición de España en relación al Sahara».
Y añadían que para nuestro país «Argelia es un socio estratégico, prioritario y fiable, con el que pretendemos mantener una relación privilegiada». Esto último es fundamental porque en el Gobierno trasladan la idea de que España lo fundamental en la relación entre España y Argelia no es el Sahara, sino los acuerdos sobre el gas. Y en este sentido creen que el suministro de gas a nuestro país no corre peligro .
A comienzos de este mes de marzo, Pedro Sánchez llamó al presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune , para abordar la situación derivada de la invasión de Rusia sobre Ucrania. Una conversación en la que el Gobierno asegura que Argelia «garantizó» el suministro de gas a nuestro país. Algo fundamental en un contexto en el que el flujo ruso es inestable e importante dado que Argelia no condena las acciones rusas y es socio tradicional de Moscú.
Pero esa conversación tuvo lugar antes del cambio de postura del Ejecutivo. Y en ningún caso desde el Gobierno se ha trasladado que en esa conversación se abordase esa cuestión. De hecho, fuentes gubernamentales sí admiten que la forma en la que se ha desvelado el acuerdo con Marruecos no estaba perfectamente orquestada. Sí se conoció la decisión de Rabat de publicar la carta que había remitido Pedro Sánchez, pero incluso en la versión que apuntan algunas fuentes gubernamentales ese aviso a Argelia, que ellos niegan, no se produjo en ningún caso con suficiente antelación .
Estas fuentes citadas por TSA insisten en lamentar el giro adoptado por España como un «deshonroso cambio de actitud», que interpretan como «sinónimo de sometimiento rotundo a Marruecos» . Y remarcan que que no hubo advertencia «en ningún momento y a ningún nivel» de lo que califican como «un vil regateo concluido con la potencia de ocupación marroquí a espaldas del pueblo saharaui».
Como ya trasladaron en una primera reacción en el día de ayer, definen este cambio de actitud como «segunda traición histórica a los saharauis» que «causa graves perjuicios a la reputación y credibilidad de España como miembro de la comunidad internacional». Y terminan advirtiendo al Gobierno de España respecto a los acuerdos alcanzados con Rabat: «nunca estarán garantizadas frente a un oligarca calculador , cínico, polifacético y vengativo que no vacilará a la hora de recurrir de nuevo al uso del chantaje de la inmigración ilegal como instrumento de presión«.
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