Vox apuesta por Macarena Olona como candidata para las elecciones en Andalucía
El partido pone toda la carne en el asador con un perfil mediático con el que pretende un salto de calidad
Sus polémicas en redes: de la «eutanasia» del Gobierno a los ancianos a las «las tetas» de Montero
«Usted me pregunta por Macarena Olona y yo tengo que decir que cada vez le veo más cara de presidenta» . Santiago Abascal no da puntada sin hilo. Su madrugadora frase el miércoles por la mañana, a más de 24 horas de la cita del Comité Ejecutivo Nacional de Vox, parecía despejar el camino de obstáculos a quien es la secretaria general de su grupo parlamentario en el Congreso y diputada por Granada. Será ella, designada ya oficialmente, la candidata de la formación derechista a presidir la Junta de Andalucía. Con su elección, Vox va con todo a las elecciones autonómicas andaluzas del próximo 19 de junio , donde el popular Juanma Moreno se ha marcado el ambicioso objetivo de superar los escaños de toda la izquierda junta para forzar a Vox y a Ciudadanos –si se mantiene en el Parlamento– a respaldar un gobierno suyo en solitario.
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Pero el precedente en Castilla y León, donde Vox accedió a un ejecutivo regional por primera vez gracias a los trece procuradores cosechados el 13 de febrero, no será una excepción; o al menos eso pretende Vox. Para Abascal esta convocatoria electoral reviste gran importancia por un motivo especial : fue en Andalucía donde empezó todo para su partido a nivel institucional, cuando irrumpió en el Parlamento contra todo pronóstico en las elecciones de diciembre de 2018.
Perfil de peso
Ese elemento romántico, el origen de la particular ‘conquista’ de Vox, lleva a los de Abascal, en parte, a apostar por un perfil de peso en el partido, uno de sus rostros más mediáticos, como es Olona. Oriunda de Alicante, es diputada por Granada y nunca ha ocultado el especial vínculo que siente hacia Andalucía, donde desde hace meses, con la vista ya puesta en los comicios de este 2022, empezó a multiplicar su agenda.
Este martes, por ejemplo, se desplazó a Sevilla para comprar un traje para la Feria. Pero anécdota aparte, Olona ha participado en multitud de actos sectoriales y se ha volcado en Andalucía desde el pasado 2 de enero, con motivo del aniversario de la toma de Granada en 1492 –Vox reclama que sea ese, y no la conmemoración del Estatuto de Autonomía, el Día de Andalucía–.
Sentimentalismo aparte, el salto de Olona al panorama autonómico no oculta la aspiración de Vox de subir un peldaño cualitativo. No solo para asegurarle al partido la fuerza suficiente en las urnas para exigir, como en Castilla y León, ser parte del próximo gobierno autonómico, sino incluso para pelear por la hegemonía en la comunidad autónoma andaluza.
Buenas encuestas
Encuestas internas que maneja el partido dan magníficos resultados a Vox de cara a las generales, donde son primera fuerza en las provincias costeras, aunque sufren más en el interior. Con la candidatura de Olona, conocida a nivel nacional y uno de los perfiles más combativos –y polémicos– de Vox, la formación busca trasladar el éxito nacional a Andalucía.
Ella misma dio por sentado que sería la candidata de Vox en las elecciones andaluzas a principios de febrero, cuando exhibió una imagen con Iván Espinosa de los Monteros que sonó a despedida:«Esta fotografía me acompañará si finalmente está de la mano de Dios que deje de estar al lado de mi familia en el Congreso para asumir otra responsabilidad en Andalucía».
Pero el resultado de un ‘desconocido’ Juan García-Gallardo en Castilla y León, incluso por encima de las altas expectativas de la formación, hizo que algunas voces planteasen sus dudas sobre si convenía perder a Olona en el Congreso cuando la marca de Vox ya fue de por sí lo suficientemente potente para garantizar su presencia en el Gobierno de Castilla y León, donde la implantación de Vox era mucho menor que en Andalucía.
Abascal zanjó el debate anteayer, cuando en los pasillos del Congreso afirmó ante los medios que a Olona la veía cada vez con más «cara de presidenta». Una frase que evocó la que él mismo pronunció la noche electoral del 13-F, en Valladolid, cuando dijo aquello de que a su elegido, García-Gallardo, se le estaba poniendo «cara de vicepresidente». Vox, en ese sentido, impuso su voluntad al PP, pero ahora serán los andaluces, con sus votos, quienes den o quiten la razón a Abascal. Por ahora, Vox pierde el tándem que forman en el Congreso Iván Espinosa de los Monteros y Olona.