Fernando González Urbaneja

Un apaño de corta y pega

«En las propuestas del PSOE se echan en falta ideas, fuerza y objetivos precisos y verificables»

El documento programático del PSOE para un «gobierno progresista y reformista» es pródigo en rectificaciones legales (más de un centenar de nuevas leyes o de reforma de las existentes), así como de creación de nuevos organismos públicos y de puesta en marcha de planes o programas públicos, bienintencionados, aunque de eficiencia dudosa por los precedentes. El documento de medio centenar de hojas dedica la mitad (capítulos I, II y IV) a cuestiones que podemos calificar de carácter económico.

La panoplia de propuestas es el resultado del respigado de los numerosos trabajos sobre lo que hay que hacer para salir de la recesión y recuperar el crecimiento. El problema es que se trata de un respigado (respigar es recoger las espigas que los segadores han dejado) que ha pasado por alto el ejercicio previo, la siega del campo en plena sazón. Un trabajo de corta y pega para componer un ramillete al que le falta sustancia.

Comparar la parte económica del documento con el «programa de saneamiento y reforma económica» que la UCD propuso el 8 de noviembre de 1977 como documento base para los Pactos de la Moncloa hace bueno el gesto atribuido a Buenaventura de Fidanza, que tras escuchar la lección de Tomás de Aquino, rompió los papeles que llevaba preparados para su exposición.

Sorprende la pobreza argumental de la introducción del documento, y asombra que el epígrafe I.1 rece «Nuevo modelo de crecimiento», como si los «modelos» fueran identificables, recambiables cual programas informáticos disponibles en tiendas especializadas. Como si bastara con elegir modelo y aplicarlo para que «España funcione». El programa propone prohibir el fracking y cerrar las nucleares con 40 años, al tiempo que convertir el ICO en un «verdadero» banco público (acaso ahora es un banco falso).

Un programa tan detallista en propuestas como carente de fuste, de marco general de referencia. Son tantas las normas que habría que tramitar en las cámaras que faltaría tiempo en una legislatura completa. Consecuencia de un corta-pega exhaustivo.

Un capítulo singular es el segundo referido al empleo, que pretende «reducir en cuatro años el paro a la mitad con empleos estables y de calidad». Loable objetivo (lo mejor del documento) con un aterrizaje de medidas que empiezan por devolver el marco laboral a la fase previa a la reforma de 2012, es decir al momento más crítico de paro. Con más «ultraactividad» de los convenios, con menos descuelgues de las condiciones de convenio, con más intervención administrativa en la organización de la producción… no es probable que los creadores de empleo se animen a contratar.

Muchas de las propuestas son viejas, conocidas; algunas ya abordadas sin mucho éxito por gobiernos anteriores, incluidos los socialistas. Se echan en falta ideas, fuerza y objetivos precisos y verificables. Demasiado apresurado y lábil a pesar de que han tenido tiempo para preparar un buen documento.

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