Fernández Díaz se desmarca de la Kitchen y pone el foco en su número 2
Deja caer que Martínez pudo actuar en solitario mientras niega que Rajoy o Cospedal le pidieran nada sobre Bárcenas
El juez instructor, al ex ministro: «Disculpe lo que le voy a decir, pero usted no se enteraba de nada en este asunto»

Pudo llegar al juzgado y defender, como el resto de los investigados, que entre 2013 y 2015 el tesorero del PP Luis Bárcenas fue investigado por la Policía en busca de fondos ocultos y testaferros. Pudo sostener que no había oído hablar de una operación denominada Kitchen, pero lo normal es que las fuerzas de seguridad cuenten con confidentes en su labor investigadora lícita y que por descontado, eso se paga con la caja discreta del Estado. Pero Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior entre diciembre de 2011 y noviembre de 2016, insistió con convicción ante el juez en que él, de aquello, no sabía nada.
Y nada, significa nada. Ni que existiera una investigación sobre Bárcenas más allá de la que comandaba por sus papeles la Audiencia Nacional, ni que contase con un confidente, ni que se sufragase con fondos reservados o que durase casi dos años. Nada, porque además, considera que si se hubiese desarrollado a sus espaldas, habría sido «una deslealtad» para con su persona.
Del conocimiento que se le atribuye por unos mensajes que quien fuera su número dos, Francisco Martínez, consignó ante notario, dice que no es tal porque esos SMS no existen. Siente una «profunda decepción» por el hecho de que le metiera en el ajo y también cierta perplejidad, pues considera que él no tuvo la culpa de que el PP le diera la espalda y se acabase su carrera de diputado. «Todavía me lo estoy preguntando», respondió cuando el juez Manuel García Castellón le preguntó si Martínez pudo obrar en solitario, de acuerdo a las fuentes consultadas por este diario.
Los mensajes no existen
Durante cerca de tres horas de respuestas al juez y a su abogado - obviar a los fiscales fue el único punto en común con la estrategia de Martínez -, Fernández Díaz, desde su posición de imputado, negó así la mayor. El SMS fechado el 13 de julio de 2013 y en el que se lee «Chofer. B:. Sergio Javier Rios Esgueva» no lo escribió él ni por tanto, se lo envió a su número dos. Tampoco el WhatsApp de agosto del mismo año que refería una reunión con el CNI y decía «así hemos kedado», «hay que conseguir esa info…».
Hizo tal hincapié en desmentir la autoría que una vez reconoció que seguía manteniendo el mismo número, Anticorrupción pidió que entregase el móvil al juzgado so pena de requisárselo . Tras un breve intercambio con el juez durante el que salió a colación que han pasado siete años y tres terminales distintos desde entonces, acabó poniéndolo a disposición. Sobre la marcha, se procedió a cotejar y contrastar que esos mensajes no estaban en el teléfono , como tampoco ningún texto en el que Fernández Díaz sustituyera una «Q» por una «K». No es su estilo, como explicó después su abogado.
«Es deprimente lo que cuenta»
Pero hasta llegar a ese punto, el interrogatorio repasó muchos otros. El juez parecía no dar crédito a que siendo el ministro del Interior no tuviera conocimiento de una operación de tal calado.
Llegó a opinar que le parecía «deprimente» la situación de ausencia de conocimiento y a comentar en la sala que, de lo declarado, se infería que bajo Fernández Díaz lo que había era «un reino de taifas». «Disculpe lo que le voy a decir, pero usted no se enteraba de nada. Bueno, no se enteraba de nada en este asunto », concluyó Manuel García Castellón.
Acababa de escuchar al ministro del Interior asegurar que de la Kitchen se enteró «por la prensa» y que tal era su poco conocimiento de lo que se cocía bajo su mando que cuando la UDEF entró en la sede del PP en Madrid en 2013 por orden de la Audiencia Nacional, fue Mariano Rajoy quien le dio la noticia. Él, con una «agenda muy intensa», en palabras de su letrado, Jesús Mandri, no estaba en esas cosas.
Ninguna orden «ajena»: Ni de Rajoy ni de Cospedal
Precisamente Rajoy fue tema de la declaración, como también María Dolores de Cospedal y su marido, Ignacio López del Hierro, a quienes los fiscales querían citar como imputados aunque el juez no lo aceptó.
Fernández Díaz fue taxativo al asegurar que jamás recibió orden o indicación de persona alguna «ajena» a su ministerio , ni del partido ni del Gobierno. Despejado este punto, destacó sobre el entonces presidente, que no tenía miedo a que Bárcenas le pudiera ni de lejos salpicar porque nada ocultaba y sobre la que era secretaria General del PP, que jamás le pidió nada.
También salió el comisario José Manuel Villarejo, como no podía ser de otra manera. Confirmó el relato de Martínez en tanto que fue el entonces director de Policía Juan Cotino quien se lo introdujo instándole a reunirse con él porque tenía información de interés, pero a diferencia de su número dos, Fernández Díaz aseguró que jamás se despachó ni conversó por teléfono con el ahora polémico mando y sólo estuvo con él en público en dos ocasiones.
No se estaba excusando: Ha recordado a los presentes que con Villarejo en 2009 comían la que ahora es Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, y el entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. A él, Villarejo le llegó heredado, pues ya sirvió con Corcuera y se destacó en la lucha contra el terrorismo en el País Vasco. Ha hecho gala además de que él ha sido «el décimo ministro y el último» según sus cuentas, para el que ha servido el ya jubilado comisario, en prisión provisional.
Sólo sospechó de él, dice, cuando se publicó en 2015 su patrimonio millonario. Cabe recordar que ordenó una investigación interna que exculpó al comisario de cualquier incompatibilidad. El inspector Jefe que la realizó, imputado también en Kitchen, ha reconocido en la Audiencia Nacional que fue un trabajo para «salir del paso».
Sin pormenor de los fondos reservados
El último gran tema, los fondos reservados con los que se pagaba en este caso, al confidente del operativo. Fernández Díaz se ha desmarcado del pormenor e igual que Martínez, ha señalado que era el ahora coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos quien, en su condición de director del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad repartía el dinero y recogía la justificación a los cuerpos policiales. Él, desde luego, del detalle no sabía nada.
El siguiente paso es incierto. El juez puso por escrito que antes de seguir otras líneas de investigación, como la posible implicación del Partido Popular en este asunto que apuntaba Anticorrupción, quería profundizar en el conocimiento y el alcance de la operación Kitchen dentro del Ministerio del Interior. Las cartas están ya sobre la mesa.
Las versiones de Martínez y Fernández Díaz son tan antagónicas que dependerá de la fuerza de la prueba su grado de credibilidad, aunque de acuerdo a las fuentes consultadas por este diario, imputados, de momento, seguirán los dos .
Quedan además por desvelarse las diligencias practicadas bajo secreto a primeros de octubre: Asuntos Internos registró la casa del chófer y se llevó unos teléfonos móviles que le dieron en la época de Kitchen, entre otras documentación. Será clave el resultado del análisis.