POLÍTICA
Ante unas nuevas elecciones... la clave estará en la participación
Ahora un millón y medio de votantes del 20-D dicen que no votarían
Todo indica que en diez semanas los españoles volveremos a las urnas. ¿En qué medida cambiarán los resultados de diciembre respecto a los de junio? Las vías del cambio de voto entre unas elecciones y las anteriores vienen por: modificación del censo, cambio de opción elegida y cambio de voto por abstención o viceversa.
En relación al censo hay que tener en cuenta que es la primera vez que entre unas elecciones y las anteriores transcurren apenas seis meses, lo que implica que el número de nuevos votantes por cumplir la mayoría de edad no llegue a doscientos mil, cuando en el pasado diciembre fueron de millón y medio. Igualmente las cifras de ciudadanos que adquieren derecho de voto por nacionalización o de electores que han fallecido se reducen drásticamente. Por tanto en esta ocasión los cambios censales apenas influirán.
Dos bloques ideológicos
En relación con el cambio de voto, el barómetro de ABC detecta cómo la proporción de votantes que modificarían su voto se va incrementando mes a mes. A día de hoy, dos millones y medio de electores no garantizan el mismo voto que hace cuatro meses. Sin embargo, de ellos apenas trescientos mil cambiarían de bloque ideológico, de centro-derecha (PP y Ciudadanos) al bloque de izquierdas (PSOE, Podemos e Izquierda Unida) o viceversa. No hay trasvase significativo entre los partidos nacionalistas y no nacionalistas.
El electorado español tiene gran predisposición a acudir a las urnas en elecciones generales en proporciones cercanas a las que se dan en países donde el voto es obligatorio por ley. La participación media de las doce elecciones generales ha sido del 73% . La cifra es elevada si se tiene en cuenta que España es la única democracia europea donde la abstención es un derecho por lo que las administraciones no pueden incentivar el voto, únicamente pueden informar sobre cuándo, cómo y dónde votar. Si a esto añadimos que el procedimiento alternativo al voto presencial es de los más estrictos y que, por ende, el voto por correo, sólo es empleado por un 2% de los votantes, la cifra cobra más valor.
El pasado 20 de diciembre, a pesar de reunirse todas las condiciones para que la participación rozara máximos históricos -gran oferta electoral, resultado incierto, enorme interés por la política durante la legislatura…- la realidad es que finalmente solo acudieron a las urnas seiscientos mil votantes más que cuatro años antes . Se trata de una cifra en términos agregados pues en realidad hubo un tradicional abstencionista de izquierda que se vio motivado a votar en esa ocasión, mientras muchos electores de centro optaron por quedarse en casa como llevaba sucediendo en las elecciones de 2014 y 2015, con la única excepción de las elecciones catalanas de septiembre de 2015.
En definitiva, ni el cambio de censo ni el de voto serán decisivos. El elemento decisivo será la participación.