El amigo de Sánchez: «Ya está bien de quejarse y llorar por las esquinas»
Así se expresaba Iñaqui Carnicero en la anterior crisis económica que golpeó duramente al sector de la construcción
«Ya está bien de quejarnos, así no vamos a cambiar nada. Hay que tomar decisiones, que pasan o bien por cambiar radicalmente nuestro ámbito de actividad o bien, en un momento dado, por viajar a otro país y probar fuera , y dejar de estar todo el día llorando por las esquinas». Esta es la receta que daba Iñaqui Carnicero, el mejor amigo de Pedro Sánchez y nuevo director general de Agenda Urbana y Arquitectura, en una entrevista con el diario «El Mundo» en 2011, con tasas de paro por las nubes, con el sector de la construcción sufriendo las de Caín y con una sangría de talento joven al extranjero de la que este país todavía no se ha recuperado.
En la sección de Vivienda, se decía entonces defensor de los nuevos modelos de cohabitación y del alquiler por encima de «este afán histórico por conseguir una vivienda en propiedad». Lo hacía mientras enseñaba un proyecto suyo en Torrelodones (Madrid), dos exclusivas viviendas de 120 metros cuadrados, diseño minimal y acabado en hormigón, que había levantado para sus propietarios: «Iban a comprarse dos viviendas de 60 metros en el centro de Madrid pero por el mismo dinero, optaron por esta parcela y construir dos casas».
Para este arquitecto, en 2011 ya sonaba a excusa manida que en su gremio se dijese «está todo parado» y aportaba su solución: «Debemos asumir que es posible que las cosas no cambien y que los que tenemos que cambiar somos nosotros».
Contrato a dedo
Como ha informado hoy ABC, Carnicero fue adjudicatario de un contrato directo con el Ministerio de Cultura tras la moción de censura que llevó a su amigo a la Presidencia del Gobierno. La Gerencia de Infraestructuras y Equipamiento de Cultura adjudicó a Rica Studio S.L., el despacho de arquitectura de Carnicero, un contrato de 8.470 euros el 15 de noviembre de 2018.
La Plataforma de Contratación del Sector Público recoge que la de Carnicero fue la única oferta para «adecuación del proyecto de obras en la rampa de acceso no discriminatorio en el Museo Nacional de Antropología de Madrid, así como dirección y coordinación de seguridad y salud en fase de ejecución». Al ser un contrato menor, el Ministerio, que entonces encabezaba José Guirao, lo adjudicó de forma directa, sin concurso previo ni evaluar otras ofertas.
El arquitecto registró su despacho en noviembre de 2014 con el capital social mínimo, 3.000 euros, y desde entonces ha sido su administrador único. De hecho, todavía figura con este cargo en el Registro Mercantil, pese a su nombramiento como director de Agenda Urbana y Arquitectura del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Aunque es obligatorio, Ignacio Carnicero nunca ha presentado en el Registro Mercantil las cuentas de su empresa . Ya lleva cinco años fuera de plazo (2014-2018, ambos incluidos).
Las autoridades mercantiles cierran la hoja registral de la empresa que no cumple con los depósitos de cuentas y pueden imponer sanciones económicas de hasta 60.000 euros por cada balance no presentado, según establece el artículo 283 de la Ley de Sociedades de Capital (si la sociedad facturara más de seis millones de euros el límite de la multa para cada año de retraso se eleva a 300.000 euros, pero no parece el caso). Con domicilio en un piso de Madrid, Rica Studio se dedica a la «asistencia técnica a obras y clientes» y la «realización de proyectos de construcción y ejecución de obras».