LENTE DE AUMENTO

El peor destino posible

Juan Carlos I recibirá en Emiratos todas las atenciones pero se arriesga a perder aquí todas las devociones

Don Juan Carlos, en Abu Dabi en 2014 Efe
Agustín Pery

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De todos los lugares posibles para exiliarse, Juan Carlos I ha escogido el peor. Los republicanos acérrimos hablarán de una jaula de oro para el Borbón. Quienes somos monárquicos por formación y convicción preferimos denominarlo torre de marfil, esa que con la que una satrapía blinda la estancia del «afectado» y le protege de fotos incómodas. Sin duda recibirá allí todas las atenciones pero se arriesga a perder aquí todas las devociones.

Ocurre que uno empieza a pensar que le da igual. Hacer lo que le venga en gana es cosa de billeteras repletas pero en ningún caso de un miembro de la Familia Real, obligada por el plus de la ejemplaridad. En Abu Dabi podrá evitar una foto hamaquera, mucho más fácil de obtener si hubiera encontrado cobijo en Dominicana, pero para un Rey que está siendo mediática y socialmente juzgado por el dinero recibido y escamoteado a Hacienda desde esas latitudes es un despropósito que sea el destino escogido . Quizá es que no tenga ni siquiera intención de defenderse porque, ay, considera que no debe explicaciones por sus actos pasados, presentes y futuros.

Los tiempos judiciales dictaminarán si se equivoca pero hoy ya es una certeza que su comportamiento de estos últimos años ha tenido el peor de los colofones. Debió salir de La Zarzuela, no del país, pero una vez cometido el error, perseverar en él tiene mucho de provocación. ¿Nadie le aconseja? Peor, ¿no atiende a recomendaciones? Parece que no. Tremendo error de quien tantos y tan valiosos servicios ha rendido al país. Él es uno de los pilares básicos de nuestra democracia. Cabe exigirle que no sea ahora el principal aliado de quienes se empecinan en derruirla, con esta tardía comunicación real de lo que ABC desveló el pasado 7 de agosto. Don Juan Carlos con su magnífico desempeño logró que muchos republicanos se sintieran cómodos entrecomillando eso de «no soy monárquico pero sí juancarlista». Que su hijo reine en España de manera tan brillante nos da esperanza. Al menos de que podamos seguir afirmando que somos monárquicos a pesar de Don Juan Carlos.

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