Pablo Muñoz

El agua y el perfume

La policía Raquel Gago, declarando en el juicio por el asesinato de Isabel Carrasco EFE

PABLO MUÑOZ

Triana Martínez era interrogada por el fiscal jefe de León cuando tras una respuesta calló unos segundos y preguntó al presidente del tribunal si podía beber agua. Sin esperar a su contestación, su madre, Montserrat González, se levantó como un resorte y corrió a darle una botella. «¡Siéntese!», le ordenó severo el magistrado , no tanto porque fuera una reacción grave o que demostrara desacato o menosprecio a la Sala, sino por una simple cuestión de orden.

En la sala de vistas, y también en la de prensa, el incidente provocó sonrisas. Sin embargo, visto con algo más de distancia aquello no fue sino el mejor ejemplo de la relación de absoluta dependencia entre ambas, cada una en su papel: la hija, aparentemente, es la que recibe las atenciones y parece a priori más débil, aunque ayer demostró una sorprendente entereza ; su progenitora, en cambio, es más enérgica, fría, pero su vida está únicamente orientada a cuidar a Triana. Mientras respondía ésta, aquella la miraba fijamente, con cierto orgullo. Así llevan muchos años, de modo que ambas estaban casi siempre juntas, y así sigue siendo a día de hoy en la prisión de Mansilla de las Mulas, donde comparten celda.

Ambas, madre e hija, llegaron a la Audiencia de León vestidas exactamente igual, salvo en el calzado

Ya el primer día de juicio hubo un detalle que no pasó inadvertido: ambas llegaron a la Audiencia de León vestidas exactamente igual, salvo en el calzado; ayer sucedió lo mismo y los dos días iban de negro, como si fueran de uniforme.

El segundo momento «especial» de la jornada fue el pormenorizado relato que hizo Triana de los supuestos abusos sexuales a los que la sometió Isabel Carrasco , que además habrían sido el detonante para el cambio de actutud de ésta y la persecución que la acusada dice haber padecido. Llegó al límite de describir con precisión el portal del edificio y la casa de la presidenta de la Diputación. Por no ahorrarse detalles contó asimismo que la habría sentado en un sofá del salón, delante de una copa de vino ella, y de una de agua su jefa, para comenzar el «acercamiento». «Empezó a hablar de trabajo, pero no tenía interés en eso; en un determinado momento se me acercó y me dijo: “Cómo sois los de Astorga, qué bien hueles ”, para luego besarme en la boca y agarrarme por detrás para que no me echara hacia atrás». Por supuesto, se sintió «muy mal, asustada, me quiso tocar... Cogí el bolso para irme y me dijo que tranquila, que no pasaba nada, que me lo pensara bien, que había salido la plaza y que si me quedaba tenía mucho que ganar y poco que perder»...

Lo malo es que este episodio, sobre el que ha hecho hincapié la defensa hasta en cuatro ocasiones desde que comenzó el juicio, tiene algunos problemas: primero, no se dijo nada de él hasta pasados siete meses de instrucción, después de que Triana se lo contara a un psiquiatra y éste a su abogado; y segundo, que no puede haber una réplica de la señalada, porque el 14 de mayo de 2014 la madre de la chica decidió asesinarla...

El presidente del tribunal, de momento, deja hacer, pero aunque ya se ha oído muchas veces que este no es un juicio a Isabel Carrasco, lo cierto es que en muchas ocasiones es lo más parecido a ello. No se puede olvidar quién es la víctima.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación