Adiós a un orador implacable

Socialista de corazón y español por convicción, pocas personas en la política de nuestro país han sabido ganar y perder con la serenidad con la que Rubalcaba pasó por distintas responsabilidades de gobierno

Sigue en directo las últimas noticias desde la capilla ardiente de Rubalcaba en el Congreso

Ana Pastor y Rubalcaba en 2013 durante la visita al lugar del accidente del tren Alvia en Santiago

Ana Pastor Julián

Nos ha dejado Alfredo Pérez Rubalcaba en la madurez de su vida. Exultante de energía la última vez que le vi, quien desde las filas del PSOE hizo del esfuerzo y la capacidad de tender puentes su bandera de toda una vida se ha marchado sin poder despedirse de la multitud que entre ayer y hoy ha acudido y acudirá al Congreso para darle su último adiós.

Orador como muy pocos, negociador implacable, conversador inagotable , ayer perdimos a uno de los hombres que mejor supo entender la política en cada una de la encrucijadas que España afrontó entre mediados de los años 80 y la década que está tocando a su fin. En cada uno de esos momentos interpretó con inteligencia los principales cambios sociales, aunque eso no le sirviese para estar siempre en el equipo ganador.

Socialista de corazón y español por convicción, pocas personas en la política de nuestro país han sabido ganar y perder con la serenidad con la que Rubalcaba pasó por distintas responsabilidades de gobierno en dos periodos y por la oposición en otros tantos. Vivía con enorme intensidad cada uno de los lances de la política, cada uno de los debates parlamentarios que le concernían, consciente de que detrás de las palabras se ocultaban decisiones de enorme trascendencia para los españoles.

Pasó veintiún años en las distintas estancias del Congreso, donde ocupó muchos de los escaños de la bancada socialista. Bien fuera desde un sillón azul, los que acogen al Gobierno, bien desde el de portavoz, bien desde el de diputado raso, Alfredo Pérez Rubalcaba siempre fue consciente de la enorme responsabilidad que corresponde a quien habla en nombre de decenas de miles de españoles y quien les representa a todos.

Tras acumular un interminable historial de servicio a nuestro país, se marchó de la política en silencio pero dando una gran lección: que se podía dejar una vida de absoluta entrega al servicio público en los puestos de mayor responsabilidad ejecutiva para recuperar la pizarra y la tiza y seguir sirviendo a los demás desde la docencia.

Despedida del hemiciclo

El hemiciclo le despidió con una gran ovación cuando hace sólo unos años anunció que dejaba el principal escenario de la política española. Aunque las cosas han cambiado mucho y muy rápido desde que decidió que todo esto había terminado para él, todavía quedamos algunos de quienes compartimos con él numerosos debates y reuniones parlamentarias. Todos le recordamos con respeto y con cariño. El mismo respeto y cariño que él siempre mostró por España.

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