El acusado de asesinar a Janet Jumillas fregó con lejía la sangre de la pared
Los Mossos analizan varios indicios y siguen el rastro del teléfono para fijar las zonas de búsqueda del cuerpo
El cuerpo encontrado en El Prat es el de Janet Jumillas
Un juez de Martorell (Barcelona) envió el jueves a prisión sin fianza a Aitor G.P., de 32 años, acusado de matar y ocultar el cadáver de Janet Jumillas, desaparecida el 13 de marzo en Cornellá. Los Mossos d’Esquadra, que desde el principio creyeron que esta madre de 39 años no había desaparecido de forma voluntaria, centraron sus sospechas en ese individuo desde hacía semanas y decidieron detenerlo ante el convencimiento de que podía estar deshaciéndose de indicios.
El coche de Janet Jumillas apareció a solo unos metros de la casa de Cornellá a la que se había trasladado Aitor G. hace pocos meses. Los investigadores tienen claro que a esa vivienda se dirigió la mujer la mañana en la que se perdió su rastro tras anunciar a su sobrino que se verían más tarde. La noche anterior Aitor había estado en casa de Janet donde había varios amigos más.
Según fuentes de la investigación, él debía a ella una pequeña cantidad de dinero relacionada con algún trapicheo. No se sabe si ese fue el motivo de la visita y por qué se desencadenó una discusión que acabó con la muerte de la mujer. «Era mi amiga, yo no le quería ningún mal», clamó el detenido ante el juez pese a que se negó a declarar. «Es un tipo muy irascible, que se dispara ante cualquier contratiempo», aseguran quienes le han seguido los pasos y las conversaciones en las últimas emanas.
Utilizó lejía varias veces
Durante el registro de esa vivienda agentes de policía científica comprobaron que el crimen se había cometido en una zona muy concreta de la casa: en una pared hallaron a la luz forense numerosos rastros de sangre capaces de arrojar información sobre el mecanismo de la muerte. Y eso que el detenido se había afanado en limpiar dichos rastros con lejía, no una sino varias veces, según pudo saber ABC.
Con los indicios encontrados, se sospecha que el arma del crimen fue o bien un arma blanca o bien un objeto contundente pequeño , a expensas de las pruebas que se están realizando en el laboratorio de Criminalística. Tras matar a Janet Jumillas el individuo decidió deshacerse del cuerpo. No solo no ha revelado dónde lo hizo, sino que niega que su amiga estuviera en la vivienda la mañana de la desaparición, un extremo sobre el que no albergan dudas los agentes de la Unidad Central de Desaparecidos de la División de Investigación Criminal ni el juez que ha enviado a prisión al presuento autor, acusado del homicidio y la ocultación del cadáver.
El juez había autorizado que se interviniera el teléfono del sospechoso. Esas conversaciones no han aportado información sobre el crimen, pero sí permitieron a los Mossos saber que alguien había podido ayudarle. Junto a Aitor G. P., los investigadores detuvieron a un amigo suyo: Cristian K. M., acusado de encubrimiento.
Este detenido que sí declaró ante el magistrado admitió que conocía a la víctima porque eran del mismo grupo de amigos, pero negó su participación en el crimen. Según fuentes del caso, aportó datos «creíbles» y explicaciones suficientes que hacen pensar que no sabía que estaba ayudando al presunto autor a deshacerse de pruebas . Quedó en libertad, aunque de momento sigue imputado por encubrimiento.
Ahora las pesquisas se centran en el estudio de los indicios acumulados durante las últimas semanas y los recogidos en los registros. Los agentes seguirán el rastro del teléfono del sospechoso a través de los repetidores y todos sus movimientos antes de delimitar las zonas de búsqueda del cuerpo de Janet Jumillas. No será un trabajo fácil porque el ahora encarcelado tomó muchas precauciones (tiene un antecedente por tráfico de drogas), pero confían en poder encontrar el cadáver y entregarlo a su familia, perseguida por la tragedia. Otros dos hermanos de la víctima han fallecido en los últimos años; el segundo hace unos días tras atragantarse con un alimento.
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