Una agenda ocurrente y ortodoxa

La agenda económica del Partido Socialista, su capítulo económico para las elecciones, viene presidido por dos conceptos: JUSTICIA (una recuperación justa) y UNIDAD (un cambio que une). Palabras gruesas que sirven para un roto o un descosido.

Los doce folios que resumen las intenciones y una batería de medidas más concretas no se apartan de la ortodoxia reformista al uso, más innovación, más tecnologías digitales, más financiación para modernizar, menos burocracia… y también más impuestos buenos, es decir, verdes, ecológicos y sobre los ricos.

Las propuestas que han detallado los economistas del PSOE son ocurrentes , todas ellas tienen una explicación por sí mismas, aunque no está clara la lógica global, si todas esas notas proporcionarían una composición audible. Al programa le falta evaluación de costes e ingresos, calendario, enumeración de efectos e incluso estimación de riesgos.

Los aspectos fiscales son más anecdóticos que de fondo, pecan de parcialidad, la propuesta fiscal que dejó Alfredo Pérez Rubalcaba y de la que se han olvidado era más sugestiva, más armada y más socialista.

La agenda económica socialista compite con la de Ciudadanos, más articulada, atrevida y coherente. También con la del PP que está en el telar , pero que apunta continuidad con la legislatura que se acaba. Con respecto a Podemos es difícil saber a qué carta se quedarán, apuntan pero no concretan, propenden al cuento de la lechera, a gastar antes que recaudar.

Los programas de partido para estas elecciones quedarán obsoletos el día 21, cuando la dinámica de la negociación para formar mayoría fuerce la con posición de un programa de gobierno por composición, lo que los coaligados califiquen de tolerable.