Si a Sánchez le quedan piedras

Pedro Sánchez afirma que para financiar todas las propuestas de su programa electoral «buscará hasta debajo de las piedras». El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, le contesta: «No creo que le queden piedras debajo de las que mirar si es que llega a gobernar una semana».

Parece mentira que el líder político que propone eliminar la asignatura de Religión en la escuela quiera recurrir a una nueva versión del milagro del pan y los peces para financiar su programa electoral. Cuando se pregunta a Sánchez de donde va a sacar los fondos para pagar la Educación gratuita desde los 0 años, la Sanidad universal, más becas, la rebaja del IVA cultural y el resto de las propuestas que acaba de presentar, lo que contesta es que aumentará la lucha contra el fraude fiscal y buscará dinero «hasta debajo de las piedras» respuesta insólita para el único de los candidatos a presidir el Gobierno economista de profesión .

Sánchez quiere también, según dice, hacer pagar más a las grandes empresas, esas a las que Montoro lleva cuatro años apretando las tuercas que tanto aflojaron los gobiernos de Zapatero. No deja de resultar paradójico que el actual Ejecutivo vaya quejándose por lo bajinis de que esas «grandes» andan moviendo la silla presidencial de Rajoy y afianzando el resurgir de Albert Rivera por su descontento con una dura política fiscal a la que no estaban acostumbradas mientras Sánchez le acusa de haber sido demasiado permisivo en el trato que les ha concedido Hacienda. Los programas electorales de los partidos están para no cumplirlos, que dijo en su día Tierno Galván . Pero el que ha presentado el PSOE supera las expectativas que despreciaba el viejo profesor.

Cabe la posibilidad de que el laicismo de Sánchez sea auténtico y su rechazo de los milagros muy sólido. En cuyo caso lo más probable es que esté planeando subir los impuestos. Su portavoz en materia de Empleo ya dijo que impondrán un impuesto especial para pagar las pensiones. Se compromete a no aumentar la tributación de lo que él denomina «las clases medias trabajadoras» cuyo tope salarial estaría en los 50.000 euros anuales. Es la misma cifra en la que Podemos pone el listón que solo traspasan los, para ellos, «ricos». ¿Será casualidad?