anécdotas históricas del congreso

Castelar, el Dios del Sinaí y la libertad de cultos

El gran orador defendió muy activamente la inclusión en la Constitución de 1869 del derecho a ejercer otros cultos no católicos

Castelar, el Dios del Sinaí y la libertad de cultos archivo abc

sara medialdea

En las Cortes Constituyentes de 1869, Castela r dio grandes muestras de su capacidad de oratoria casi sin límites. Y una de las materias en que más se prodigó en esta época fue, precisamente, la defensa de la libertad de cultos . La Constitución de 1869 fue la primera en la que se estableció ese derecho en la historia del constitucionalismo español, tal y como recogía su artículo 21, que permitía «el ejercicio público y privado de cualquier otro culto» no católico.

Hay que señalar que en la Constitución de 1856 también figuraba esta medida de la libertad de cultos, pero el texto legal nunca llegó a promulgarse.

Pero volviendo al debate de la norma, estaban enzarzados en pleno debate el canónigo Manterola -diputado por la Unión Católica- y el republicano Castelar. Y el debate era fuerte: las intervenciones del clérigo fueron durísimas, especialmente la de aquel día, 12 de abril de 1869.

Pero Castelar no se arredró en su réplica, que recoge Luis Carandell en su libro «Se abre la sesión»: «Grande es Dios en el Sinaí; el trueno le precede, el rayo le acompaña, la luz le envuelve , la tierra tiembla, los montes se desgajan; pero hay un Dios más grande, más grande todavía, que no es el majestuoso Dios del Sinaí sino el humilde Dios del Calvario, clavado en una cruz, herido, yerto, coronado de espinas, con la hiel en los labios y sin embargo diciendo : "¡Padre mío, perdónales, perdona a mis verdugos, perdona a mis perseguidores, porque no saben lo que hacen!". Grande es la religión del poder, pero es más grande la religión del amor; grande es la religión de la justicia implacable, pero es mas grande la religión del perdon misericordioso; y yo, en nombre de esta religión, yo en nombre del Evangelio, vengo aquí a pediros que escribáis al frente de vuestro código fundamental la libertad religiosa, es decir, libertad, fraternidad, igualdad para todos los hombres».

Castelar, el Dios del Sinaí y la libertad de cultos

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