anécdotas históricas del congreso
La mala uva aplicada a la oratoria política
Los defectos físicos han sido utilizados en ocasiones para debilitar los argumentos del adversario
Hubo en una ocasión una pequeña picardía realizada por el habilísimo conde de Romanones , que tenía fama de usar todos los recursos a su alcance para echar abajo a los adversarios políticos. Era Romanones presidente del Congreso de los Diputados por el Partido Liberal, cuando la oposición conservadora anunció que presentaban una interpelación contra el gobierno .
Los liberales tenían gran interés en aplazar la interpelación, conscientes de que podría provocar la caída del gabinete del que formaba parte también el propio Romanones. Pero éste les pidió a sus compañeros tranquilidad: confiaba en una estratagema que haría fracasar a la oposición en su proyecto.
Correspondía defender la interpelación a un diputado más bien pequeño de estatura : su cabeza, recogen las crónicas de la época, apenas sobresalía del pupitre de su escaño, explica Luis Carandell en su libro «Se abre la sesión». Así que cuando se levantó y comenzó a hablar contra el gobierno, con toda la dureza de la que era capaz, Romanones le interrumpió y le dijo muy serio: «Disculpe usted, señoría, pero tengo que recordarle el Reglamento . Póngase en pie su señoría para dirigirse a la Cámara». Un comentario que hizo estallar en carcajadas a todos los presentes. Romanones consiguió lo que se propuso: que la interpelación no pasara de allí.