El mecanismo

Ustedes los madrileños tienen todavía derecho a una cierta ingenuidad, porque la izquierda sólo les ha supuesto un cierto descontrol en el gasto y una inconsistencia moral que, por dramática que resulte, al final es por suerte reversible y el orden siempre ha sido de derechas en la capital.

Los catalanes hemos sido en cambio arrasados por la izquierda cuando ha alcanzado el poder, normalmente disfrazada de catalanismo. Hemos sido arrasados por la izquierda atroz cada vez que absurdamente hemos creído que no importaba la ideología si todos eran patriotas, y así hemos acabado arruinados, desahuciados y asesinados en las cunetas. Así ha sido destruida la Cataluña más noble y próspera, y hoy estamos en manos de esta banda de criados sin ningún gusto por las cosas ni ningún sentido de la Historia.

El mecanismo funciona siempre igual. Cuando los socialistas tienen problemas prometen en Cataluña lo que saben que no van a poder cumplir para hacer quedar mal al Partido Popular. Cuando Zapatero parecía la broma que exactamente era, prometió respetar el Estatut que saliera del Parlament, y aquella promesa insensata desencadenó del largo viaje que nos ha traído hasta aquí.

Zapatero no cumplió como de habitud con su palabra, el PP quedó descolocado, reaccionó tarde y mal, y Mas pudo hacer su vergonzosa comedia victimista, cuando él fue el primero que recortó gravemente el Estatut a cambio de que Zapatero le asegurara la presidencia de la Generalitat, en otra de sus incumplidas promesas.

Los socialistas prometen ahora un concierto económico para Cataluña que saben que es imposible. Luego con sus muchas más mentiras alargarán la agonía hasta crear un lío de tales magnitudes que la derecha tendrá que volver a levantarlo todo desde el infierno.

La todavía frágil recuperación económica es lo que saltará por los aires en España si por lo que sea resultan creíbles las mentiras de Pedro Sánchez . Cataluña perderá, además, lo que le quede de dignidad, que no es mucho, después de haberse arrastrado como en Dogville tras cualquier fantasma confundido con la esperanza.