tribunales
El Supremo condena a tres sordomudos a 134 años por degollar a una familia
Los condenados atacaron a la hermanastra de uno de ellos al obsesionarse con que se había apropiado de su dinero
El Tribunal Supremo ha condenado a tres sordomudos a 134 años de cárcel por golpear y acuchillar a toda la familia de la hermanastra de uno de ellos, también sordomuda. El padre murió, mientras que la madre y los dos hijos menores resultaron heridos graves. El Alto tribunal confirma así la condena que les impuso la Audiencia Provincial de Granada, que consideró a dos de ellos autores materiales y a la tercera, cómplice.
A pesar de los límites al cumplimiento efectivo de las condenas (25 años para dos de ellos y 20 para la tercera) el tribunal concreta que «los beneficios penitenciarios, los permisos de salida, la clasificación en tercer grado y el cómputo de tiempo para la libertad condicional se referirán a la totalidad de las penas impuestas». Además, se imponen indemnizaciones para la viuda e hijos por valor de 274.728 euros.
Tales hechos ocurrieron en Armilla (Granada), en octubre de 2012, y se originaron en la obsesión que José Luis G. tenía respecto a la supuesta apropiación por parte de su hermanastra, también sordomuda, de un dinero que le correspondía, obtenido por la venta de un piso de su madre. Esta obsesión se vio acrecentada por el hecho de que no supiera leer, circunstancia que le llevó a solicitar la ayuda de Juan R., «que era quien interpretaba para él» los documentos de la venta y le asesoraba, «transmitiéndole» un mensaje negativo que «incluso llegó a obsesionarle a él también, tanto o más que a José Luis », según el relato de hechos de la sentencia.
«Profundo resentimiento»
El rencor originado por esta obsesión, junto a un supuesto robo atribuido también a Mónica, la hermanastra de José Luis, y a Iván, su marido, afectó también a Carmen. Así, Carmen y José Luis, que eran pareja, y su amigo Juan, se reunieron una noche en el domicilio de ella poco después de una airada discusión con la familia del primero. Y los tres tomaron una «macabra decisión», dice el tribunal en la sentencia, llevados de un «profundo resentimiento» : cometer los asesinatos.
José Luis propuso ir al domicilio de la familia para matarlos a todos, incluidos los dos hijos del matrimonio -Iván y Adán de 9 y 7 años de edad respectivamente- algo que, eso sí, les suponía un problema «muy gordo». «Juan R. se puso un chándal oscuro que le proporcionó su amigo José Luis para así poder ocultar en la manga un arma blanca y asimismo se colocó una braga negra en la cabeza para ocultar su rostro», dice la sentencia.
Todo planeado
«Seguidamente se montaron los tres en la furgoneta que conducía Carmen», quien les esperó para que escaparan en el vehículo, aunque en algún momento intentó observar el crimen.
José Luis se dirigió a la casa, donde fue recibido con muestras de cariño, a pesar del reciente enfrentamiento mutuo , por Mónica, con quien charló -en el lenguaje de los signos al ser ambos sordomudos- hasta que su cuñado se quedó dormido, porque había tomado somníferos.
Entonces avisó a Juan y se desató una brutal agresión en serie contra los cuatro miembros de la familia, que acabó con la vida del padre y con lesiones para madre e hijos, quienes sufrieron cortes y cicatrices en el cuello, estrés postraumático y daños emocionales de evolución difícil de precisar, especialmente en los niños. A todos les golpearon brutalmente, les cortaron el cuello y los abandonaron desangrándose.
«Los hechos hablan por sí mismos», responde el Supremo para rechazar los argumentos de Juan R., uno de los acusados, quien recurrió ante el alto tribunal negando el ánimo de matar y la alevosía. Además el Supremo valora que la condena de la Audiencia Provincial de Granada tuvo en cuenta múltiples pruebas válidas.