el contramitin

Señoras que no son pijas

Ayer Pablo Iglesias llamó pija a Rita Barberá. De todos los adjetivos que se me ocurren para la alcaldesa de Valencia, pija no es uno de ellos. Y se me ocurren muchos

Señoras que no son pijas mikel ponce

rosa belmonte

Ayer Pablo Iglesias llamó pija a Rita Barberá. De todos los adjetivos que se me ocurren para la alcaldesa de Valencia, pija no es uno de ellos. Y se me ocurren muchos. Hasta esos que salían de la boca de Filemón dirigidos a Mortadelo en un ‘bubble’ (podían ser un idiograma japonés, la cara de un pollino, rayos, centellas y unos signos de admiración). Ella es más bien de las Señoras que… Aquello que se puso de moda en la antigualla de Facebook hace años. Señoras a las que votan pase lo que pase (ayer, con Rajoy y Fabra, la plaza de toros de Valencia estaba llena) . Un tipo que no es capaz de distinguir un pijo no puede gobernar un país (y si, por otro lado, quiere acabar con la especie lo primero que tiene que hacer es llamar Paco a Íñigo Errejón). Supongo que Tania Sánchez, esté no o con él, comparte con Iglesias el lenguaje. El colchón, la misma condición y esas cosas. Dice la rubia que el autónomo es «una especie de autoexplotador de sí mismo», criticando que se fomente a los (atención, palabro) emprendedores. Las carcajadas en el plató de Ana Rosa retumban todavía como el gong que salía al principio de las películas británicas de The Rank Organisation. Yo creía que servidora era china (24 horas abierta) y resulta que soy autoexplotadora de mí misma. Me voy a comprar un látigo.

Iglesias llamó Pija a Barberá cuando supo que la Fiscalía Anticorrupción iba a investigar los gastos de la alcaldesa que Compromís denunció. En este caso no se trata de ‘aforramiento’ sino de no plegarse a «cutrerías» cuando va a hoteles y en coches con chófer. Esperanza Aguirre también se ha ido a la Fiscalía General del Estado, pero voluntariamente cuando ha visto publicada su declaración de de la Renta. Aunque no tenga nada que ocultar se ha debido de sentir como Marta Chávarri cuando le fotografiaron la entrepierna.

Dos momentos divertidos. Uno. Bin Laden ha entrado en campaña (relacionando a Chomsky, lectura de Bin Laden, con Ada Colau, a la que ha apoyado). Dos. Manuela Carmena está en Tinder. Nope. Es un simpatizante de Ahora Madrid el que ha puesto a una Carmena veinteañera como propaganda electoral. Venga, un tercero de propina nepotista. El vídeo de mi primo Rubén, candidato de UPyD a la alcaldía de Murcia. Saca a una pitonisa vestida de huertana con letreros de posibles preguntas: «¿Cubrirá en el Mar Mayor?», «¿Qué hago hoy de comer?». Y un aviso: «No llame a la hora de la siesta». De atrezzo, dos botellas de Estrella Levante con velas, naranjas, limones, ajos, ñoras y un dominó. Es que echa las fichas. «Una llamadita», dice. Y un tipo pregunta si vota a UPyD, «que han hecho muchas cosas, no han robao na y no les ha llamado el juez pa na». La huertana vidente dice: «Me sale el pito doble, me sale que no les votes». Entonces el que sale es mi primo: «Lo que tú quieres no lo deciden los charlatanes». Necesito que se acabe ya la campaña. Pijo.

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