EL CONTRAMITIN

Sí, el destino es caprichoso

Zapatero se estrenó en la campaña madrileña en «El Capricho», un bonito parque, ideal para «meterse en jardines» casi sin querer

Sí, el destino es caprichoso abc

ALVARO MARTÍNEZ

«El Capricho» quizá sea el parque más bonito de Madrid, un primor vegetal creado hace 230 años por la duquesa de Osuna, mezcla de jardín inglés y de «giardino» italiano, con algún adusto toque de parterre francés, según aseguran los especialistas en paisajismo urbano.

El resultado es espectacular y su fronda se convierte en la tierra prometida de cualquier paseante. Hasta esa umbría de «El Capricho» se fue ayer Rodríguez Zapatero a dar un mitin junto a Antonio Miguel Carmona, candidato del PSOE a la Alcaldía de la capital... y al abismo si hacemos caso a todas las encuestas publicadas hasta el momento.

Si los expresidentes del Gobierno son asimilados a «un jarrón chino» -algo supuestamente valioso que nadie sabe dónde demonios colocar en el recibidor-, Zapatero fue ayer «un jarrón en el jardín», esto es, una supuesta pieza de selecta porcelana sacada al patio de la casa del socialismo en campaña quizás para que no estorbe.

El apoyo a Carmona fue también la plataforma para su desahogo personal al dedicar parte de su intervención a «reivindicar» su gestión, después -dijo- de estar cuatro años callado. «Ahora hay 700.000 ocupados menos, 600.000 personas menos recibiendo prestación y 1,3 millones de personas menos con algún ingreso». Es una lástima que las cifras sean viejas, porque el párrafo le quedó divino. En abril ya hubo menos parados que cuando él dejó La Moncloa (casi 90.000).

Pero a José Luis, pertinaz como aquel de la guitarra, es difícil apartarle del entusiasmo consigo mismo, como si aquí nada hubiese ocurrido en su etapa al frente del Gobierno y él hubiera sido solo un jarrón prematuro en el hall de La Moncloa. Su último rasgueo de ayer en «El Capricho» fue una rapsodia del auto-bombo tocada de forma virtuosa: «Hemos vertebrado las mejores leyes para la convivencia democrática, transformando un país muy conservador en un país muy progresista».

Por lo escuchado en la Alameda de Osuna, su prejubilación de la política activa no le ha retirado a Zapatero el don del «talante» y el discurso «buenrrollista», a mitad de camino entrelo «políticamente correcto» y lo «correcto políticamente», ese prédica con la que uno se queda como en el estrambote del soneto de Cervantes ante el túmulo de Felipe II: «... fuese y no hubo nada».

Analicen si no su penúltima frase del mitin caprichoso: «Confíen en aquellos que ni presumen ni atacan o descalifican, porque no hay buena política en la descalificación, gobernar es construir, es proyectar, es marcar un rumbo, es movilizar las mejores energía de la gente en favor de un proyecto común». Y para muestra... su gobernación y cómo quedó España en 2011. Sí, sin duda el destino es caprichoso.

Sí, el destino es caprichoso

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