dtor. general guardia civil

«Sé que en la frontera han actuado con proporcionalidad y sujeción a la ley»

Arsenio Fernández de Mesa confía en que la Justicia sea «justa» con los agentes imputados en Ceuta y Melilla, y apela al cumplimiento de la ley y la implicación europea

«Sé que en la frontera han actuado con proporcionalidad y sujeción a la ley» efe

cruz morcillo/pablo muñoz

La Guardia Civil está de celebración: 171 años al servicio de los españoles y la institución mejor valorada en el CIS. Su director general, que ha sido concejal, diputado y delegado del Gobierno, asegura que es un orgullo estar al frente de este Cuerpo. Lo peor, dice, han sido los funerales por agentes muertos en acto de servicio.

-En una etapa de devaluación institucional la Guardia Civil sigue siendo lo que más valoran los españoles.

-Es una enorme satisfacción. La Guardia Civil ha estado al servicio de los españoles al margen del gobierno de turno, independientemente del que fuera, pero siempre a las órdenes del legítimamente constituido. Cuando alguien necesita ayuda y encuentra cerca un guardia civil sabe, como decía el Duque de Ahumada, que va a ser «pronóstico feliz para el afligido. Y no le van a preguntar ni quién es ni de dónde viene».

-¿Está perjudicando a la imagen de España ante Europa lo que ocurre en Ceuta y Melilla?

-Yo creo que no. Lejos de creer que es un tema exclusivo de España o Italia, todos los estados miembros saben que hay que acometer el problema y no es solo no dejar entrar a inmigrantes irregulares, sino darles una solución a quienes sufren y están manipulados por las mafias. Llegan con la expectativa de un mundo mejor y no nos queda más remedio que socorrerlos y ayudarlos.

-La actuación de la Guardia Civil ha sido más que cuestionada, y por ende la del Gobierno...

-Yo creo que en el ámbito interno obedece a razones exclusivamente políticas. En el ámbito internacional no encuentro tantas críticas, sino desinformación que llega por otras vías. Se está actuando de acuerdo con la ley y con una humanidad que solamente conocen quienes ven actuar a los agentes en el momento en que llegan inmigrantes y cómo llegan. Sabemos los cambios en los flujos migratorios que se han producido. Los obstáculos en la frontera ya estaban antes. Estamos impidiendo la inmigración ilegal, masiva y violenta que en lugar de entrar por el paso habilitado trata de hacerlos por las fronteras, y para eso la Guardia Civil tiene una misión y una obligación que cumplir.

-Pero a consecuencuencia de esa actuación hay 23 guardias imputados.

-Tengo fe ciega en la Justicia. De la misma manera que se ha archivado la imputación por prevaricación del coronel de Melilla porque lo que se está haciendo es aplicar el concepto operativo de 2005, el que proporciona el soporte legal para el rechazo en frontera, yo estoy convencido de que la Justicia terminará haciendo justicia con todos los agentes. Estoy tranquilo porque sé que los guardias civiles que han actuado en la frontera, en un lado y en el otro, lo han hecho con total proporcionalidad y sujeción a la ley.

-Es cierto que la Guardia Civil actúa con los mismos criterios operativos desde 2005, pero también lo es que ha habido que cambiar la ley para dar cobertura jurídica a los agentes...

-Ha sido necesario porque en la anterior etapa nadie puso en cuestión la forma de actuar de un gobierno democrático. Las Fuerzas de Seguridad deben cumplir y hacer cumplir la ley y establecer los criterios operativos que consideren oportunos en cada caso. Esos mismos criterios que en 2005 eran útiles ahora parece que no lo son tanto, y el Gobierno lo que ha hecho es reforzar lo que ya se venía haciendo. Cuando una persona está ya en España, porque ha rebasado a las Fuerzas de Seguridad, no se la devuelve, sino que se la pone a disposición de la Policía, que es la que tiene competencias en este asunto. Si la Guardia Civil quisiera no pasaría nadie, y al contrario; si se le ordenara, entraría todo el mundo. Lo que no se puede hacer son tortillas sin romper huevos, y evidentemente quien está en un momento tan crítico y complicado como el de hacer frente a una avalancha humana que quiere entrar en España de forma ilegal, violenta y masiva, que son los mandos sobre el terreno, saben lo que tienen que hacer.

-¿Es posible que entre esos inmigrantes, la mayoría desesperados, se puedan colar terroristas islámicos procedentes de la zona del Sahel?

-Cuando España se empeña en que todos aquellos que entren en nuestro país lo hagan por los pasos fronterizos, es porque necesitamos saber quiénes son, precisamente para evitar que alguno de esos elementos pueda acceder a nuestro territorio. Porque además luego viene la exigencia de responsabilidades si se produce cualquier hecho que pueda ser achacable a la permeabilidad de nuestras fronteras. Pero no es solo España; existe una preocupación generalizada en Senegal, Mauritania, Marruecos y otros países de la zona -y así nos lo han transmitido- por la posible entrada de yihadistas mezclados con inmigrantes.

-El ministro del Interior ha alertado de las relaciones entre el islamismo radical y los nacionalistas catalanes. ¿Comparte el diagnóstico?

-El ministro es catalán y ha hablado con toda claridad de este tema. No creo que haya nadie con sentido común que piense que cuando dijo estas palabras no tenía total conocimiento de la situación, y que tiene acceso a una información que no maneja el común de los mortales. Nada de lo que dice es baladí. Creer que eso entra en el debate político para perjudicar a una determinada opción no tiene ningún sentido. Lo que ha hecho es, simplemente, advertir de las consecuencias que pueden tener algunas ligerezas que se pueden cometer en determinados ámbitos sociales o políticos.

-La Guardia Civil ha hecho importantes operaciones contra la corrupción que afectan al PP y al PSOE. ¿Cómo las ha vivido?

-La presión social sobre los investigadores que trabajan en estos asuntos es enorme. Da igual que el detenido sea de un lado o de otro. Cada vez que hay un arrestado de alguien vinculado a la vida política nacional es una gran decepción, porque eso debilita la credibilidad de la clase política que es imprescindible en una sociedad democrática. No preocupa tanto que sea de uno u otro partido, la Guardia Civil va a actuar exactamente igual. La sociedad tiene claro, como los políticos, que esto es un tema con el que hay que terminar. Las corruptas son las personas, no las instituciones.

«Sé que en la frontera han actuado con proporcionalidad y sujeción a la ley»

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