alcalde de la coruña
Carlos Negreira: «La ensalada de partidos puede traer consecuencias incalculables»
Cree que ha faltado relato contra el populismo y lamenta que se haya extendido la idea de corrupción generalizada
La batalla de La Coruña se libra en la calle. De sus farolas cuelgan rostros conocidos para los coruñeses acompañados de siglas que se juegan algo más que un municipio. Como en el resto de España, aquí la gran cuestión es una: si el Partido Popular tendrá mayoría absoluta o si la suma de la izquierda, con Podemos y los nacionalistas (Mareas se llaman aquí), a la cabeza, le arrebatará el poder que disfruta desde 2011.
Carlos Negreira (Río de Janeiro, 1960) es el encargado de torcerle el brazo a las encuestas, que aquí tampoco le son del todo hostiles: ahora tiene 14 concejales y las horquillas le sitúan cerca de igualar esa marca, es decir, rozando la mayoría absoluta, situada en esos 14. El alcalde se enfrenta a la entrevista entre acto electoral y acto electoral, en un maratón en el que participan 8.100 candidatos de su partido en toda España cuyo objetivo, además de conseguir el bastón de mando, es contener la sangría de apoyos populares que los sondeos vaticinan. Es decir, ayudar a Mariano Rajoy a un aterrizaje más dulce en las generales.
-¿Usted es de los que se avergüenzan de la marca PP o de los que, aunque no la esconden, tampoco se ufanan?
-Mire, yo no hubiera sido alcalde de La Coruña si no hubiera sido por el Partido Popular. Creo que la marca ha tenido dificultades pero porque se ha visto obligada a sacar a España de la bancarrota.
-Y por alguna cosa más...
-El contexto que hemos tenido es el más difícil. Bancarrota económica, falta de credibilidad de España en el exterior y un desapego de los españoles respecto a los políticos motivado por la crisis y por los casos de corrupción.
-¿Que ustedes han sabido atajar?
-Desde luego había una parte de nuevos controles que teníamos que establecer. Pero también hay que cumplir las leyes. Y muchas veces en España tenemos ese problema: que las leyes no se cumplen, los órganos de control no funcionan y los veredictos se emiten muy tarde en los juzgados. Y queda siempre una sensación de impunidad que perjudica a la credibilidad de las instituciones.
-¿Están en su partido desfondados ante los escándalos que han protagonizado? Me estoy acordando ahora del caso Rato...
-Hay más de 800.000 militantes del PP que están deseando arrimar el hombro y sentir los colores de su partido. A poco que podamos darle a la gente ilusión y confianza será fácil reconquistar nuestros votos.
-Cuando Aznar hace unos días pedía que vuelvan a casa los votantes, ¿dónde cree usted que se han ido? ¿De dónde deben volver? ¿De Ciudadanos?
-Yo creo que se referían al porcentaje de electores que se iban a la abstención y no se ven reflejados en esta gran casa que es el PP, que es la suma de muchas sensibilidades pero que compartimos conceptos fundamentales, como la idea de España, el valor de la iniciativa de las personas, la educación...
-O sea, que no hablaba de Albert Rivera...
-Creo que Ciudadanos es marketing y a partir de ahí lo que necesite en cada momento.
-¿No le concede ideología?
-Dicen lo que se quiere oír en cada momento. Han entendido que hay un espacio político donde triunfa decir determinadas cosas.
-No será que ustedes han dejado ese espacio libre por incomparecencia...
-Los dos grandes partidos de España hemos dejado a veces avanzar conceptos que nunca debimos dejar pasar.
-¿A qué se refiere?
-Por ejemplo, a la Transición. Se ha repetido que la Transición es mala. Y no hemos sido capaces de construir un relato para el conjunto de los españoles poniendo en valor etapas tan importantes como esa, que supuso un gran pacto entre todos.
-¿El resultado es, pues, el auge de Podemos y Ciudadanos?
-Cuando se hace eso y no se reacciona con la contundencia necesaria, pues afloran otras fuerzas políticas para interpretar la insatisfacción de los españoles por la crisis y la corrupción. Es más, se ha extendido un concepto de corrupción generalizada, como si la crisis hubiera sido provocada por los políticos.
-¿Tiene suelo la caída del bipartidismo?
-En Andalucía se ha visto que Podemos no ha alcanzado el 15% a pesar de que hay un paro del 30%. Eso es sintomático. Creo que si logramos volver a lo que importa y llegamos a un equilibrio, se volverá a la situación en la que un partido gobierna y el otro es su alternativa. Y no esta ensalada de siglas.
-Ensalada que puede provocar la ingobernabilidad en algunos Ayuntamientos. ¿Cree que esa situación se dará a partir del 24 de mayo?
-Es que es una votación muy importante. Estamos hablando de más de 8.000 municipios, 52 diputaciones y 13 Comunidades autónomas. Una inestabilidad política derivada de una ensalada de partidos va a tener consecuencias incalculables, no solo institucionales sino económicas. Porque la estabilidad es un valor para salir de la crisis.
-¿Usted pactaría con Ciudadanos o con el PSOE en caso de necesitarlo?
-Yo he dejado muy claro que con quien no pactaría jamás sería con el nacionalismo radical. Y ni al PSOE ni a Ciudadanos les he escuchado decir si pactarían con estos partidos que no creen claramente ni en España ni en Europa.
-Bueno, el PSOE sí ha dicho que ni con ustedes ni con Bildu...
-Eso es un insulto.
-¿Por qué no han aprobado durante esta legislatura una ley para que gobierne la lista más votada?
-Yo siempre he sido partidario de ello. De hecho, en 2007 le ofrecí al PSOE que no se aliase con el nacionalismo en lo que luego fue el gobierno municipal peor valorado de nuestra historia. Necesitamos alcaldes que estén respaldados por los vecinos y no líderes de papel solo apoyados en los despachos.
-Pablo Iglesias estuvo aquí hace unos días. Con éxito de público ¿o no?
-Iglesias vino a un local impropio de un líder nacional [Palexco, el Palacio de Congresos coruñés]. Es como si tuviera miedo a recintos grandes, como el Riazor. Creo que es muy indicativo del apagón de la estrella que está viviendo. Lo único que quiere es derribar al PP. El suflé se desinfla. Ni siquiera ha tenido la valentía de presentarse a las elecciones municipales.
Antes de terminar la entrevista, el alcalde de La Coruña se fotografía, entre parada y parada con vecinos, delante del nuevo túnel de la Marina, de más de 800 metros cuadrados. Recién inaugurado, ha enterrado el tráfico y despejado una zona peatonal junto al puerto. Recuerda al Madrid Río.
-Usted que va a cumplir 55 años ¿se siente excluido para pilotar la regeneración política?
-Creo que es un patinazo más de Albert Rivera. La palabra prohibir no puede formar parte del ajuar de un político del siglo XXI. A nadie se le puede prejubilar en política porque tenga más de 37 años. Si no que se lo digan al candidato de Ciudadanos aquí.
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