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Pugna entre el nuevo estilo de Cifuentes y la todopoderosa Aguirre

Las candidatas tienen distintos directores de campaña y mensajes distintos en ocasiones

Pugna entre el nuevo estilo de Cifuentes y la todopoderosa Aguirre De San Bernardo

sara medialdea

«No se llevan mal; la verdad es que entre ambas apenas hablan; son sus equipos de campaña los que más comunicación tienen», explicaba una fuente próxima a la candidata a la Presidencia regional de Madrid, Cristina Cifuentes. Las dos cabezas de lista para Madrid, la plaza más deseada por los grandes partidos -porque saben que abre la puerta del Gobierno de la nación-, mantienen una tensión latente innegable, aunque en los actos públicos todo sea cordialidad, buenas caras y mejores palabras.

La todopoderosa Aguirre -ahora candidata a la Alcaldía de Madrid-, bregada en mil batallas políticas, superviviente de casi todo y presidenta del PP regional, comparte cartel electoral con Cristina Cifuentes, una política con muchas legislaturas de trabajo en segunda línea y una meteórica carrera hacia la popularidad ganada en los últimos tres años desde quizá el puesto más antipático de la Administración: la Delegación del Gobierno en Madrid. Cifuentes representa los «nuevos tiempos»; Aguirre, la seguridad de lo conocido.

Cada una de las candidatas tiene su propia dirección de campaña, y aunque han coincidido «y lo harán más» en actos conjuntos, lo cierto es que se mueven en coordenadas estéticas muy distintas: Aguirre con su sofá hinchable en el que recibir a los vecinos y charlar con ellos; Cifuentes navegando por la red, con su campaña «3.0».

Las palabras de una y otra han expuesto las diferencias existentes entre ambas mujeres, las dos de fuerte personalidad, tremendamente conscientes de la importancia de los medios en sus campañas y rivales en una velada competición interna que mide fuerzas entre sectores populares.

Desencuentros

En los últimos días, ya han «chocado» dialécticamente varias veces: Aguirre ponía en marcha sus «exámenes de honradez» para precandidatos mientras Cifuentes aseguraba que le parecía que esas pruebas «no conducen a nada». Aguirre apostaba porque «quien desee cobrar por el sexo lo haga libremente», y Cifuentes afirmaba que la prostitución era una actividad ilegalizable por ser «absolutamente degradante». La candidata a la Comunidad cargaba contra Ciudadanos por «ocultar su ideología bajo la bandera de la transversalidad» y Esperanza Aguirre alababa al líder de aquella formación, Albert Rivera, asegurando que era «un gran político» que «ha dado la cara por España en Cataluña».

Pugna entre el nuevo estilo de Cifuentes y la todopoderosa Aguirre

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