tragedia aérea
Francia abrirá una vía terrestre hasta el lugar de la tragedia
Los familiares, que pidieron acceder a la zona del desastre, serán los únicos que podrán utilizarla
![Francia abrirá una vía terrestre hasta el lugar de la tragedia](https://s3.abcstatics.com/Media/201503/28/tragedy--644x362.jpg)
Doce y media de la mañana. En la pradera situada a la entrada de Le Vernet, el segundo epicentro de la tragedia del A320 junto a Seyne-les-Alpes, medio centenar de periodistas espera novedades después de la intensa jornada del jueves, cuando 180 familiares de las víctimas acudieron allí para participar en una emotiva ceremonia en recuerdo de las víctimas, en la que se descubrió un monolito de mármol convertido ya en un altar de flores, con las fotografías de algunos de los pasajeros.
En ese momento, un par de motoristas de la Gendarmería llegan con las luces encendidas, abriendo paso a dos vehículos, de los que descienden cinco personas. Son la consejera de la embajada de España en París, que se ha encargado de atender a nuestros compatriotas afectados, personal del Consulado de Marsella y un matrimonio, ella vestida con un anorak negro y él con una cazadora de cuero del mismo color.
El silencio se puede cortar; el respeto es máximo, porque pronto trasciende que se trata de la pareja de Lorca (Murcia) que viajó a esta provincia alpina nada más enterarse de que en el avión viajaba un hermano del hombre y un sobrino de ambos. El grupo se sitúa frente al monolito, mirando a la montaña maldita donde tantos sueños quedaron enterrados para siempre por la salvajada de un copiloto enloquecido y cruel.
En esos momentos no intercambian palabras; tampoco hay mucho más que decir. El matrimonio se dirige hacia un cubo donde hay ramos de flores y los deposita, con cuidado, al pie del mármol esculpido con la frase «En memoria de las víctimas de la catástrofe aérea de 24 marzo 2015» en francés, alemán, español e inglés, por este orden. De pronto, hombre y mujer se arrodillan y comienzan a rezar, con un recogimiento que impresiona.
Homenaje de la Embajada
Luego, preguntan a uno de sus acompañantes detalles de la tragedia, como el lugar exacto donde cayó el avión, buscando con esas explicaciones la cercanía a sus seres queridos desaparecidos en ese extraordinario paraje.
La consejera de la Embajada, Elena Pérez Villanueva, comenta a los periodistas que a continuación van a rendir un homenaje a las víctimas españolas con la colocación de una sencilla corona de flores. En efecto, a la una de la tarde el matrimonio de Lorca, quién mejor que ellos, la colocan al pie del monolito.
Luego todo se acaba y el matrimonio abandona el lugar, de nuevo acompañado por el personal diplomático y los gendarmes, que están evitando que se produzca cualquier encuentro de las víctimas con los periodistas y con ello que ese lugar se convierta en el escenario de un espectáculo mediático que podría herir a los afectados.
Antes, el alcalde Fraçoise Ballique ha atendido con infinita paciencia a los periodistas que poco a poco se concentran en la zona. Explica que en mayo se abrirá una ruta terrestre hasta la zona del desastre, para que los familiares puedan ver el lugar donde han perdido a sus seres queridos. Será solo para ellos, y es la respuesta a la petición que muchos hicieron.
Goteo de visitas
Por la tarde se esperaba a las familias de una víctima japonesa y otra alemana, que habían hecho el viaje por su cuenta. Y en Le Vernet se cree que esas visitas de familiares serán habituales hasta dentro de unos meses. «Es lógico, lo comprendemos y ayudaremos en todo lo posible», aseguran los vecinos.
La máxima autoridad municipal explica que el día anterior había sido muy duro, porque los familiares estaban destrozados, más aún después de saber que la tragedia fue producto del asesinato del copiloto. Precisamente, allegados a Andreas Lubitz que habían viajado también a Le Vernet fueron aislados de los del resto de la tripulación tras conocerse los resultados de la investigación. Su devastación era total, y el tratamiento para ellos tuvo que ser necesariamente especial.
«A los quince españoles que han pasado la noche aquí -explica Ballique- les he dicho esta mañana, cuando les he despedido, que este pueblo es ya su pueblo. Pueden venir cuando quieran, porque saben que aquí van a encontrar cariño y cercanía. Miren, aquí somos 150 vecinos, exactamente los mismos que murieron en el avión de Germanwings. Pueden imaginarse cómo nos encontramos. Jamás había pasado algo así».
Una familia española ya ha mostrado su deseo de hacer en el lugar una ceremonia budista, «porque creen que no van a poder enterrar a su ser querido y dicen que la montaña es su cementerio. Por supuesto, se hará», remarca el alcalde, un hombre bueno, que habla con voz cálida y que se expresa con precisión y ternura. También su mujer, Joelle, da muestras de su humanidad cuando relata cómo fueron las horas que vivieron el jueves junto a las víctimas. Su desolación, su incredulidad, su dolor... Se hizo lo posible por buscarles consuelo, pero era imposible.
Vuelta a la rutina
Mientras tanto, la actividad en Seynes-les-Alpes continuó desde primeras horas de la mañana, con la reanudación del vuelo de los helicópteros. Sin embargo, el fuerte viento en la zona dificultaba enormemente los trabajos y a primera hora de la mañana varios de los aparatos permanecían en tierra, al contrario de lo sucedido la jornada anterior.
Pruebas de ADN a -20ºC
La Gendarmería francesa confirmó ayer que los equipos especializados no han encontrado ni un solo cuerpo intacto. El coronel Patrick Touron, coordinador de los equipos, aseguró que las muestras de ADN van a constituir un elemento de identificación «determinante», dado el nivel de degradación observado en los restos.
Las muestras biológicas recogidas sobre el terreno, como restos capilares o dentales, según detalló, son guardadas en congeladores mantenidos a 20 grados bajo cero, completamente selladas para poder ser analizadas con posterioridad.
Seyne-les-Alpes, mientras tanto, recupera una cierta rutina. Sus vecinos han vuelto ya a su vida habitual y solo el ruido de los helicópteros recuerda cada poco tiempo la magnitud de la tragedia vivida el pasado martes, cuando el copiloto del A320 de Germanwings decidió que podía disponer de 149 vidas, además de la suya.