PERFIL
Rosa Díez, la presidenta de UPyD prueba su propia medicina
Tras la decadencia en la que ha entrado el partido en Andalucía, la líder del partido debe asumir las críticas internas
Rosa Díez ha dado un paso atrás que vienen pidiéndole los sectores críticos desde hace meses. En noviembre, ABC publicaba cómo a al líder de UPyD no le parecían extraños los movimientos que estaban protagonizando centenares de afiliados y unos cuantos dirigentes de su partido. No hace tanto tiempo que ella misma abandonó su partido de toda la vida -el PSOE, que llegó incluso a aspirar a dirigir- y decidió montar una nueva formación.
Ahora es en UPyD donde crece el descontento . Casualidades del destino, Rosa Díez está probando su propia medicina. El principal problema es que ese trasvase de afiliados y dirigentes -al partido que aspira a ocupar el mismo espectro político- coincide con un estancamiento de UPyD en las encuestas a escasos meses de las elecciones municipales y autonómicas y a un año de las generales.
En los planes de Rosa Díez, esas citas con las urnas debían ser la consolidación del partido que ella misma fundó a su imagen y semejanza. Su problema es aspirar a representar la regeneración del sistema democrático del que ha formado parte durante décadas. Muchos posibles votantes no olvidan que aspiró sin éxito a la Secretaría General del PSOE en el congreso que acabó ganando José Luis Rodríguez Zapatero. Tras su derrota ocupó un escaño en Eruopa y desde allí preparó la formación de un nuevo partido. Tampoco olvidan sus posiciones políticas como consejera del Gobierno vasco, ahora que ante el desafío soberanista catalán defiende tan airadamente la unidad de la patria. Pero lo que más molesta a Díez son las críticas -reiteradas entre quienes se van- a su forma de dirigir el partido y a su carácter «autoritario».
Los portazos de quienes se van se combinan con las críticas cada vez más recurrentes de los que rechazan la gestión del «caso Sosa» (por Sosa Wagner), quienes piden un congreso extraordinario y quienes lamentan el fracaso de las negociaciones con Ciudadanos.
Su gran mérito en los seis años de vida de UPyD ha sido conseguir que ese partido se haya hecho un pequeño hueco en el Parlamento nacional, y también, ser clave en un Gobierno autonómico como el del Principado de Asturias y tener voz en la Asamblea y el Ayuntamiento de Madrid.
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