La nueva hornada política

Hacia el segundo relevo generacional de la democracia

Un amplio porcentaje de quienes hoy lideran los partidos no supera los cuarenta años

Hacia el segundo relevo generacional de la democracia abc

sara medialdea

De entre los nuevos líderes políticos españoles, ocho no llegan apenas a 40 años. De hecho, su edad media es de 36. Todo apunta a que el cambio de ciclo que las encuestas vaticinan vendrá acompañado también de un claro relevo generacional. Será el segundo de la democracia española: el primero se vivió con la llegada del gobierno socialista de Felipe González, en 1982.

Que nuestra clase política se está renovando, es una obviedad: basta asomarse a cualquier tertulia para darse cuenta de que hay un colectivo de lo que hace algunos años se denominaban «jasp» -jóvenes aunque sobradamente preparados- que ahora han entrado de lleno en política y, a juzgar por los datos demoscópicos, están dispuestos a quedarse.

Los nuevos partidos arrancan con caras desconocidas hasta hace apenas unos años -en ocasiones, unos meses- y con otra característica en común: son todos jovencísimos. Ciudadanos , por ejemplo, lleva ya algunos años de rodaje -desde 2006- pero es ahora cuando quiere dar el salto a la política nacional. Y su líder, Albert Rivera , a sus insultantes 35 años, se dibuja ya como una de las figuras con más proyección de futuro.

Ocurre lo mismo con la gran revolución del escenario político, el tan temido como denostado Podemos , que capitanea Pablo Iglesias , el profesor universitario de 36 años que con sus ideas y su apariencia postadolescente se ha convertido en la pesadilla de las grandes formaciones tradicionales, y en una amenaza cierta para quienes hasta ahora se presentaban como alternativa por la izquierda.

Caras nuevas

Pero las grandes formaciones «clásicas» han reaccionado con reflejos a esta renovación generacional: ahí está el Partido Popular colocando en una primera línea con cada vez más peso público a políticos como Pablo Casado , de 31 años, preparado y telegénico y dispuesto a combatir en el mismo terreno que estas últimas incorporaciones al panorama político. O el mismo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que con sus 43 años entra sin duda en la misma horquilla de renovación. Lo mismo que Susana Díaz, presidenta socialista andaluza con apenas 40 años; Tania Sánchez (ex IU), con 35; o Alberto Garzón , el líder nacional de IU, que tiene 29 años.

Renovar instituciones

Sin embargo, los jóvenes, aún siendo un grupo muy pujante en las nuevas direcciones de los partidos, continúan siendo una clara minoría en las instituciones políticas españolas. Sin llegar a los extremos de otros países donde se dan casos de auténtica gerontocracia -como José Mújica, presidente de Uruguay hasta este mes con 80 años, Giorgio Napolitano, de 90, presidente italiano hasta enero, o el presidente cubano Raúl Castro, aún en activo a sus 83 años-, lo cierto es que los representantes políticos españoles por regla general tienen una edad media mucho más cercana a la madurez que a la juventud.

Ocurre en el Congreso de los Diputados, donde apenas un 8 por ciento del total de los 350 parlamentarios están por debajo de los 35 años. Pero son casi excepciones: los escaños son ocupados, mayoritariamente, por personas entre los 45 y los 60, siendo el 20 por ciento mayores de esta edad, y llegándose incluso a varios casos de diputados que han sobrepasado ampliamente la edad legal de jubilación.

La situación es aún más sangrante en el Senado, donde de los 265 senadores, aproximadamente un 7 por ciento nacieron a partir de 1975, y tienen por tanto menos de 40 años. En contraste, algo más del 5 por ciento nacieron en el 1945 o antes.

Listas cerradas

Dicen los expertos que este envejecimiento de los representantes políticos, y la consiguiente falta de renovación, es un efecto colateral de las listas cerradas y bloqueadas. «Al final, las cúpulas de los partidos tienden a elegir para los diferentes puestos a compañeros de partido valorando los años de experiencia y los servicios prestados».

Lo cierto es que en la reciente historia política de España, la democracia vino acompañada de una importante renovación generacional. Así lo reflejan las cifras del estudio realizado por el economista e historiador, y también político, Percival Manglano, que fue consejero en el último Gobierno regional de Esperanza Aguirre. De acuerdo con sus datos, entre 1982 y 2011, la edad media de los gobiernos de España ha aumentado en 14 años.

En efecto, dede el primer gobierno de Adolfo Suárez (UCD), en 1979, la media de edad de los gobernantes comenzó a bajar. El propio presidente Suárez contaba con 47 años, y entre sus ministros, la media era de 46,8 años.

La edad de los gobiernos

Una tendencia que continuó con el primer gobierno del PSOE (1982), encabezado por el presidente Felipe González, que contaba entonces 40 años. Era probablemente uno de los más jóvenes dirigentes europeos, y batió también el récord de los jefes del Ejecutivo español. Su gobierno no le iba a la zaga, con una media de 41,6 años de edad. Este fue el auténtico gran relevo generacional de la política española en democracia. Toda una nueva generación de «cachorros» que ocuparon los ministerios.

No obstante, esto no impidió que se mantuvieran figuras muy asentadas, históricas en algunos casos, en primera línea política. Pero incluso entre los «padres» de la Constitución, se conjugó la experiencia de grandes políticos como el presidente-fundador de Alianza Popular, Manuel Fraga -en sus 60 por aquel entonces- o Jordi Solé Tura -que estaba en la cincuentena- con el importante factor de renovación que supusieron los cuarentañeros Miguel Herrero, Gabriel Cisneros o Miguel Roca, entre otros.

Una regla no escrita

La renovación se mantuvo con el primer gobierno del Partido Popular (1996), que presidió José María Aznar -entonces, de 43 años-. Sus ministros, en conjunto, no superaban los 46,6 años. Destacaba Javier Arenas, un «pipiolo» entonces que no había entrado aún en la cuarentena.

De prácticamente la misma generación eran los componentes del nuevo gabinete socialista que sustituyó a los populares a partir de 2004: José Luis Rodríguez Zapatero, el presidente, contaba con 43 años cuando ocupó La Moncloa. La media de edad de sus ministros y ministras fue algo más alta: 49 años. Pese a ello, se mantenía la tendencia, que algunos politólogos quisieron convertir en tesis o en regla no escrita, de que cada presidente del Gobierno en España era igual de joven que el anterior o incluso más.

Para romper la regla, llegó Mariano Rajoy con el nuevo cambio de partido en el gobierno: en 2011, los populares recuperaron la mayoría política y el actual jefe del Ejecutivo, de 56 años cuando ocupó el cargo, puso en marcha un ejecutivo con una media de edad de 55,5 años; el más veterano de las últimas décadas. Aunque no olvidó tampoco incluir el elemento renovador, en este caso en forma de vicepresidenta con apenas 40 años cuando fue nombrada: Soraya Sáenz de Santamaría.

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