terrorismo yihadista
La lucha Daesh-Al Qaida se cobra la vida de media docena de yihadistas españoles
El enfrentamiento entre las dos organizaciones no se produce solo en el campo de batalla, sino también en el de la propaganda
La ofensiva del Daesh (Estado Islámico) contra los regímenes de Siria e Irak, plagada de brutalidades ampliamente difundidas a través de las redes sociales, ha eclipsado el papel de Al Qaida como referente de la yihad global, pero para los Servicios de Inteligencia la red de Ayman al Zawahiri en ningún momento ha dejado de ser una amenaza real. Más bien al contrario, la guerra fraticida que libran a lo largo del último año ambas organizaciones por el liderazgo del terrorismo internacional convierte a Al Qaida en más peligrosa, si cabe, para los intereses de Occidente. Esta pugna se ha saldado, al menos, con la muerte de media docena de españoles que combatían en distintas facciones en Siria e Irak.
Noticias relacionadas
- Interior vigila a 50 yihadistas para que no preparen atentados desde prisión
- La yihad llama de nuevo a los «lobos solitarios» para atentar en Occidente
- España ha hecho 108 operaciones contra el terrorismo yihadista desde el 11-M
- Así captan niños y adolescentes para la yihad los terroristas del Estado Islámico
- Al Qaida y el Estado Islámico pugnan por capitalizar el terror
Uno de estas bajas motivada por la venganza fue Abdelaziz el Mahdali, «Abu Osama el Magrebí», coordinador de una red que operaba en Ceuta y Castillejos dedicada a reclutar yihadistas con destino a zonas en conflicto. Según un informe al que tuvo acceso ABC, Mahdali partió en abril de 2012 de la citada ciudad marroquí y a su llegada a Siria se integró en Jabhat al Nusra, grupo terrorista que se mueve en la órbita de Al Qaida. Pero un año después cambió de bando para recalar en el Estado Islámico. En poco tiempo mandó una facción integrada por unos 500 combatientes. Según fuentes de los Servicios de Inteligencia, este grupo mantuvo enfrentamientos bélicos con sus antiguos compañeros de Jabhat al Nusra. En uno de estos combates Mahdali resultó muerto.
Guerra entre «hermanos»
El 23 de febrero de 2014 fallecía en Siria Mohamed Bahaiah, designado por el jefe de Al Qaida, Ayman Zawahiri, para mediar en el conflicto entre Jabhat alNusra y el Estado Islámico. Los Servicios antiterroristas tienen detectados, al menos, seis casos.
Las luchas internas pueden haber ralentizado el envío de combatientes desde España
Estas luchas internas entre facciones yihadistas, que comenzaron a adquirir cierta entidad a principios de 2014, han podido ralentizar el envío de combatientes españoles a Siria e Irak. Muchos de ellos estaban dispuestos a desplazarse para luchar contra el régimen de Bashar el Assad, pero no para entrar en una dinámica de guerra entre «hermanos» musulmanes.
Los enfrentamientos entre Al Qaida y el Daesh no han sido solo en el campo de batalla, sino también en otro escenario no menos importante para la yihad global: el de la propaganda a través de las redes sociales. La organización que encabeza Ayman al Zawahiri llegó a acusar al Estado Islámico, ni más ni menos, de estar al servicio de la CIA y el Mossad con el argumento, aparentemente peregrino, de que de esta forma Estados Unidos e Israel concentraban a todos los yihadistas en una determinada región y así era más fácil combatirlos y, de paso, se alejaba la amenaza directa para Occidente.
Menos carisma
Desde otras franquicias del yihadismo, por el contrario, se ha acusado a Al Qaida de quedar bajo mando de alguien que dista mucho de estar a la altura de Osama bin Laden, en alusión al «anciano» Ayman al Zawahiri.
La batalla propagandística la está ganando, con creces, el Daesh, pero en los dos últimos años, Al Qaida se ha hecho fuerte en sus feudos Yemen, Siria y más recientemente Libia. Los Servicios Secretos advierten de que desde sus bases no ha dejado de diseñar y preparar atentados que tienen como objetivo occidente o sus intereses en África y Asia. Atentados, además, a gran escala, incluso con la utilización de aviones comerciales. El pasado mes de agosto el Ejército marroquí permaneció en estado de máxima alerta y desplegó lanzamisiles y tanques en Casablanca, después de que las autoridades norteamericanas informaron de que miembros de Al Qaida habían robado tres aviones comerciales en choques armados registrados en el aeropuerto internacional de Trípoli, capital de Libia. Con anterioridad, los terroristas habían amenazado con usar los aviones para perpetrar ataques contra zonas residenciales en Marruecos, Túnez y Argelia.
Atentados de envergadura
Si el Estado Islámico ha logrado seguidores a través de la exhibición, vía redes sociales, de sus atrocidades en Siria e Irak, Al Qaida se dispondría a recuperar su liderazgo en la yihad global con atentados de envergadura, en el corazón de Occidente o contra sus intereses.
«Hemos intentado varias veces encontrar alguna solución, pero rechazaron todo tipo de reconciliación»
En los últimos meses se han sucedido intentos de algunas franquicias de Al Qaida, como Jabhat al Nusra, o incluso AQMI, para acercar posiciones con el Estado Islámico. Pero del cruce de reproches y acusaciones se desprende que esta última organización, eufórica por sus avances en Siria e Irak, no quiere. «Hemos intentado varias veces encontrar alguna solución entre nosotros y Addawala (alusión al Estado islámico) pero rechazaron todo tipo de reconciliación... También se negaron a aceptar cualquier iniciativa y llamamiento para que cese esta lucha», se lamanteba hace unos meses Jabhat al Nusra.
En otro documento se quejaba porque cada vez que los cabecillas del Estado Islámico hacían llamamientos a una reconciliación, «sus partidarios siguieron cometiendo asaltos feroces contra Jabhat alNusra». En un tercer texto denunciaban la agresividad contra su grupo: «Empezaron a enviar sus emisarios a las zonas donde se habían retirado para asesinar a los líderes de los muyahidines. Como cuando asesinaron al líder Cheikh Abu-Khaled el Sirio. Así como el gran crimen que cometieron cuando mataron al hermano líder Mohamed Al-Fatih y a su hermano. También mataron a una mujer, una chica y a una niña de su familia, a parte de otros ataques».