La «guerra de las siglas» en IU

La convergencia con Podemos y otras formaciones en Madrid dinamita la coalición

La «guerra de las siglas» en IU óscar del pozo

sara medialdea

Faltan 90 días para las elecciones municipales y autonómicas del 24-M y aún no se sabe si habrá en los colegios electorales madrileños una papeleta encabezada con las siglas IU. Los cabezas de la coalición en Madrid, Ángel Pérez y Gregorio Gordo, defienden denodadamente que así sea. Pero tienen un punto en contra: ambos han sido expulsados por la dirección federal. Y el candidato a la Presidencia del Gobierno por IU, Alberto Garzón, acepta públicamente ir a las urnas sin las siglas -en una candidatura «de unidad popular»- en algunos territorios. La guerra ha estallado en IU, y Madrid es el campo de batalla.

Hace ya tiempo que comenzó a gestarse la tormenta que ahora descarga sobre la coalición. Concretamente, cuando los candidatos al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, Mauricio Valiente y Tania Sánchez , ganaron las primarias con su mensaje inequívocamente cercano a «otras fuerzas alternativas». Coincidió en el tiempo con las peticiones de la dirección federal para que dimitieran Gordo y Pérez, a los que achacaban responsabilidades políticas por haber sido cabezas de la coalición durante los años en que se utilizaron las «tarjetas black». Algo que ellos siempre han negado.

Así, el asunto de la convergencia con otras fuerzas políticas se iba torciendo cada vez más -hasta el punto de provocar la salida de Tania Sánchez de la coalición y fortísimos enfrentamientos con Valiente-, de forma directamente proporcional a como lo hacía el del cese -voluntario o forzoso- de Gordo y Pérez. El pasado viernes, ambos fueron expulsados formalmente de IU. Y su respuesta no se ha hecho esperar: creen que se han convertido en «molestos» porque ponen trabas a quienes quieren fundirse en una lista sin siglas para las elecciones del 24-M.

Caballo de Troya

Y es que Gordo y Pérez se han convertido en los pepitos grillos que recuerdan realidades incómodas: «En la ciudad de Madrid, los afiliados de IU quieren ver sus siglas», aseguran, recordando la votación que se produjo en este sentido meses atrás. Se preguntan «por qué han hecho esta crisis en Madrid cuando aquí no pasaba nada. Y se responden: «Todo era necesidad de algunos que trabajan para Podemos dentro de IU». La teoría del Caballo de Troya.

Y arremeten contra el secretario general del Partido Comunista, José Luis Centella, y el candidato de IU a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón, que al expulsarlos -ilegalmente, aseguran, sólo los militantes de Madrid pueden echarnos»- han dado un «golpe de mandarinato», propio de quienes ven el partido como un cortijo».

Por su parte, Garzón lo tiene muy claro: «Están ya fuera de IU». Su propuesta pasa por «transformar la vida de las personas», y si para ello «en algunos territorios se considera por la militancia que la mejor opción es una candidatura de unidad popular en la que no aparezca el logo, para nosotros no es un problema». La dirección de IU en Madrid va a convocar a los militantes de la capital a un referéndum para decidir si aceptan el partido instrumental como vía para la convergencia, acatando así la resolución de la dirección federal.

La cuerda ya está extremadamente tensa; sólo falta saber cuánto tiempo tardará en romperse.

La «guerra de las siglas» en IU

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