«Vosotros queréis Las Meninas»

España pidió una línea de crédito y, pese a las dificultades, cumplió, a diferencia de lo que pretende Grecia

«Vosotros queréis Las Meninas» Reuters

RAMÓN PÉREZ-MAURA

El lunes 10 de septiembre de 2012, Jyrki Katainen, primer ministro de Finlandia, se sentó a cenar en el hotel Fénix de Madrid, junto a la plaza de Colón, con su amigo Íñigo Méndez de Vigo, el secretario de Estado para la Unión Europea. Katainen estaba en visita de trabajo en Madrid. Como es habitual con los comisarios europeos o con aquellos dirigentes de diferentes países de la UE con los que ha trabado relación a lo largo de los veinte años que Méndez de Vigo pasó en el Parlamento Europeo, el secretario de Estado les invita a cenar el día de su llegada a Madrid. En esa cena les acompañaba el diplomático Jorge Toledo y el secretario general del Partido Popular Europeo (PPE), Antonio López Isturiz. Tanto Katainen como Méndez de Vigo son miembros del PPE.

La cena llegaba en un momento especialmente difícil para el Gobierno. Mariano Rajoy había asumido el poder en diciembre del año anterior con un déficit declarado por Rodríguez Zapatero del 6 por ciento. Para abril de 2012 el Gobierno ya admitía que en realidad el déficit era del 9 por ciento. Y si se hubieran tenido en cuenta muchas de las facturas arrastradas, la cifra se aproximaría más bien al 11 por ciento. En esas condiciones nadie daba un céntimo a España. Mientras aquí no entraba un céntimo salieron de España hasta 250.000 millones de euros.

Fue en ese contexto cuando se descubrió que Bankia, que en diciembre había dado «resultados positivos», en realidad tenía un agujero de 24.000 millones de euros . Palabras mayores. La prima de riesgo, que ya estaba en cifras nunca vistas, se dispara. Y es por todo eso por lo que se pide una línea de crédito a la UE. Porque en las condiciones en que estaba la economía española no se podían pagar los intereses que hubiera pedido el mercado a cambio de un crédito.

El 9 de junio de 2012 se celebra una videoconferencia de los ministros de economía de la UE para cerrar las condiciones del préstamo. Y surgen problemas con dos de ellos. Los ministros de Finlandia y de Eslovaquia. En ambos países concurría una circunstancia idéntica: tenían Gobiernos de coalición en los que el primer ministro y el ministro de economía pertenecían a diferentes partidos. Y estos últimos actuaban un tanto al margen de las indicaciones recibidas de sus jefes de Gobierno y de lo que éstos habían acordado con el resto de mandatarios de la Unión. En Moncloa, empezó a haber nerviosismo. Íñigo Méndez de Vigo se puso a buscar un interlocutor más favorable. Su contraparte en el Gobierno finlandés, el ministro de Asuntos Europeos, le contestó el móvil desde una piscina donde asistía a la participación de su hija en un campeonato de natación. Con su ayuda se consiguió que los finlandeses -como los eslovacos- aceptasen la línea de crédito. Pero pidieron avales colaterales.

Aquel éxito del Gobierno español fue valorado por algunos medios como un rotundo fracaso. Son esas portadas de las que es difícil que un periódico se recupere nunca. «El País», con un titular de un cuerpo de 72 puntos, decía el 10 de junio «Rescate a España». «El Mundo», con un cuerpo similar, «Rescate sin humillación». Quede dicho que el titular de ABC, mucho menos impactante e infinitamente más cercano a la realidad, fue: «Europa financia a la banca sin condiciones para España».

Con esos antecedentes, Katainen llega a la cena del Hotel Fénix del 10 de septiembre exactamente tres meses después del día que se acordó la línea de crédito. Y lo más complicado que tiene que pedir al Gobierno español es el aval de los 800 millones que le tocaba aportar al Gobierno finlandés sobre los 100.000 millones de euros del conjunto de la UE. Méndez de Vigo entabla un intento de negociación que no lleva a ninguna parte. López Istúriz se ha retirado ya y Jorge Toledo es el único testigo. Katainen no puede ceder porque eso podría implicar la caída de su Gobierno de coalición. Y Méndez de Vigo explica una y otra vez que España no puede hacer más. Que el compromiso de España es pagar hasta el último céntimo de lo que reciba, pero que si ha tenido que pedir esta línea de crédito a sus socios de la UE es precisamente porque no puede pedir un préstamo en las condiciones comerciales habituales. Llegados a un callejón sin salida Méndez de Vigo espeta a Katainen, que como están tan cerca si quiere le lleva al Museo del Prado para ver qué cuadros le sirven como aval, a lo que Katainen sonríe. «¡Vosotros queréis Las Meninas!», sentencia el español.

Como España dispuso de menos de la mitad de los 100.000 millones otorgados originalmente, la cantidad aportada por Finlandia fue muy inferior y lo que hubo que avalar con colaterales no fue tanto. Pero a diferencia de lo que estamos viendo hoy con el Gobierno Griego, España tuvo que superar condiciones de gran dificultad. Y las resolvió por sí misma, sin chantajes. De esto era de lo que habló el pasado jueves en Bruselas el presidente Rajoy cuando afirmaba que España prestó a Grecia 26.000 millones de euros , con unas condiciones «magníficas», dentro del rescate europeo de 200.000 millones, pero no estamos en condiciones de perdonar nada, «tampoco nos sobra el dinero».

«Vosotros queréis Las Meninas»

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