Crimen organizado sobre dos ruedas
Así actuaba el «chapter» de Mallorca de los «Ángeles del Infierno», dirigido por el principal jefe de la organización en Europa
Mafia sobre dos ruedas, y de una extrema peligrosidad. En julio de 2013, una operación del Servicio de Información de la Guardia Civil y de la Brigada de Policía Judicial de Baleares destapaba todo un rosario de actividades criminales que los «Ángeles del Infierno» desarrollaban en las islas. La investigación, dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco e impulsada por la Fiscalía Anticorrupción y contra el Crimen Organizado, fue uno de los mayores golpes asestados Europa contra esta peligrosa banda, surgida en Estados Unidos a mediados del siglo pasado como club de moteros y que poco a poco fue derivando en una peligrosa organización criminal con tentáculos en muchos países del mundo. Hay 55 imputados que se enfrentan a 17 cargos , y otros seis individuos sobre los que pesa una orden de detención internacional dictada por las autoridades judiciales españolas.
Detrás de las potentes harleys, las cazadoras de cuero repletas de chapas, los vaqueros, chalecos y botos que dan a los «ángeles del infierno» un cierto aire de romanticismo, se escondían actividades de extorsión, trata de seres humanos, explotación sexual o blanqueo de dinero, con conexiones, además, con sus iguales de otras ciudades de Europa. El grupo criminal se había asentado en Baleares en 2009, a donde llegaron huyendo de Alemania, donde eran perseguidos. Así, poco a poco lograron crear «chapter» (capítulo) de los «Hells Angels Motors Club» (HAMC) en Mallorca y comenzaron sus primeras actividades criminales. La organización se mantuvo activa hasta su disolución dos años después, cuando surgieron serias disputas internas que hacían imposible su funcionamiento. No obstante, no mucho después, a finales de 2012 algunos elementos de ese primer grupo refundaron el «chapter», principalmente con individuos llegados desde Turquía.
Salto de calidad
A la cabeza de la organización en la isla balear se encontraba Frank Hannebuth, actualmente en prisión, hasta entonces líder del grupo en Hannover. Su llegada proporcionaba un «salto de calidad» para el «capítulo», porque además tenía importantes contactos en Turquía. De hecho, está considerado por servicios policiales de distintos países como uno de los jefes de los «Ángeles del Infierno» más importantes de Europa. Aquí contaba con la ayuda de los hermanos, Khalil Yousafi, también preso por esta causa, y Abdelghani Youssafi, quienes le ayudaron a desembarcar, así como de otro grupo de individuos a sus órdenes. Los Youssafi formaron parte del primer «chapter» que comenzó a actuar en 2009 en Baleares y cuando éste se disolvió fueron los que atrajeron a España a Hannebuth.
Las mujeres a las que prostituían solo podían tener un día libre si llegaban a las cantidades de dinero que les exigían
La principal fuente de financiación de la trama criminal era la prostitución. Los miembros de la banda traían a España a chicas con la apariencia de turistas y la obligaban a ejercer el oficio mediante amenazas. De hecho, a lo largo de la investigación, como informó en su momento ABC, se comprobó cómo en muchas ocasiones sometían a las chicas a operaciones de cirugía estética «para hacer más atractivo el producto». Las mujeres debían, además, ganar unas cantidades prefijadas para poder coger algún día libre. Abdelghani Youssafi era quien las captaba a través de de otras chicas que trabajaban para él.
A las órdenes de Hanebuth
Un ejemplo de cómo usaban a las mujeres para encubrir el origen del dinero que obtenían y la titularidad de los bienes aparece en las investigaciones. Los agentes de la Policía y de la Guardia Civil comprobaron que este mismo individuo hizo las gestiones necesarias para poner a nombre de una de las chicas que trabajaba como prostituta para él en Alemania un Porsche Boxter, que antes figuraba a nombre de otra de sus empleadas.
Los hermanos Youssafi, a las órdenes del jefe del capítulo Frank Hanebuth, manejaban con mano dura su próspera industria del sexo y se ocupaban de todos los detalles: captar mujeres, alquilar las viviendas, controlar su modo de vida, pagarles las operaciones, como se ha dicho, y buscarles a personas de su confianza que las acompañaran, como el dominicano Luis Francisco del Rosario, un auténtico hombre para todo.
Rosario de crímenes
Los «Ángeles del Infierno» desplegaron una actividad criminal muy variada. Participaron en operaciones de blanqueo de capitales, de extorsión o estafas mediante la creación de empresas con apariencia legal con las que obtener créditos ICO. También se concertaron con un grupo organizado de individuos que se dedicaban a la introducción de cocaína en Mallorca mediante la utilización de mujeres de origen sudamericano que utilizaban como correos. Según el juez Velasco, la organización estaba bien estructurada con un reparto de tareas entre sus miembros y además contaba con múltiples colaboradores, entre los que se encontraban un policía local de Palma, un policía nacional y un guardia civil, todos imputados.
Ahora la Fiscalía tiene quince días para presentar el escrito de acusación. Comenzará entonces la última cuenta atrás para estos 55 «ángeles del infierno» que durante más de tres años camparon a sus anchas en Baleares.