Román Oyarzun: «Uno de los objetivos de España es frenar el avance del terrorismo»

Entrevista con elembajador representante permanente de España ante Naciones Unidas

Román Oyarzun: «Uno de los objetivos de España es frenar el avance del terrorismo» abc

javier ansorena

El 16 de octubre del año pasado, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, sentado en una de las últimas filas del pleno de Naciones Unidas, se tapaba la cara con la mano. La otra la tenía levantada, agarrada a su teléfono móvil, que apuntaba a la mesa presidencial, donde se anunciaban los resultados de una tercera votación para decidir qué países formarían parte del Consejo de Seguridad de la ONU durante los dos próximos años. Nueva Zelanda ya lo había conseguido. España se la jugaba en la prórroga con Turquía. Al otro lado de la línea telefónica estaba el Rey Felipe VI.

España ganó esa batalla diplomática, aseguró su asiento en el Consejo de Seguridad , y desde hace unas semanas está entre los quince países que integran el organismo con mayor poder de decisión del sistema de Naciones Unidas.

La delegación española no pecará de aburrimiento en estos veinticuatro meses en el organismo. A España le han asignado responsabilidades de entidad, con la presidencia de tres comités en asuntos sensibles en el concierto internacional: los comités de sanciones de Irán y Corea del Norte por su desarrollo de armas nucleares, y el comité que supervisa la no proliferación de armas de destrucción masiva –nucleares, químicas y biológicas- a través de la adopción de legislación adecuada por parte de los países miembros. «Vamos a ser los grandes guardianes de la no proliferación de armas de destrucción masiva», ha dicho en alguna ocasión Román Oyarzun, embajador representante permanente de España ante Naciones Unidas.

Afganistán

Oyarzun conoce bien la compleja maquinaria del Consejo de Seguridad, ya que fue Ministro Consejero de la delegación la última vez que España ocupó un sillón en el organismo, en los años 2003-2004, marcados por la Guerra de Irak. Ahora es el principal responsable de una delegación que, además de la presidencia de tres comités, será el «penholder» en dos asuntos clave: Afganistán y los temas humanitarios en Siria. Esta figura implica ser el supervisor de cualquier situación nueva que se produzca en estos dos ámbitos. Tanto el «penholder» como la presidencia de los comités tienen una duración de un año, prorrogable a un segundo.

España presidirá el Consejo de Seguridad en dos ocasiones durante los dos próximos años: el próximo octubre y en diciembre de 2016. La de octubre tendrá un brillo especial, ya que se solapará con el final de la Asamblea General de Naciones Unidas –con todos los jefes de Estado reunidos en Nueva York- y coincidirá con el 70º aniversario de la creación de la ONU.

¿Cuáles son los principales objetivos de España dentro del Consejo de Seguridad?

Primero, fortalecer la función preventiva del Consejo de Seguridad para mejorar su respuesta ante las crisis, a través de diplomacia preventiva y mediación. En segundo lugar, incrementar la eficacia de las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz, donde nuestras fuerzas armadas se han ganado un merecido prestigio. Por último, mejorar los mecanismos existentes para frenar el avance del terrorismo, impulsando la cooperación internacional y la asistencia técnica.

¿Qué importancia tiene la presidencia de España de los comités que le han sido asignados?

España es un estado muy respetado en Naciones Unidas y con unas señas de identidad bien definidas. Se nos conoce por nuestra solidaridad, compromiso y tolerancia, que hemos demostrado con hechos. Por eso ganamos la campaña para entrar en el Consejo de Seguridad. A España le ha recaído la responsabilidad de presidir dos comités de sanciones fundamentales. En el de Corea del Norte, el objetivo es persuadirle de que regrese al conjunto de estados que respetan el Tratado de No Proliferación Nuclear. En el caso de Irán, cuyas sanciones comenzaron en 2006, actualmente se le ha concedido un plazo de tiempo adicional para cumplir con el régimen de inspecciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El tercer comité no es de sanciones, sino que se estableció para reforzar todos los regímenes existentes para evitar la proliferación de armas de destrucción masiva.

La presidencia de estos comités, ¿tiene la capacidad de impulsar o acelerar sanciones o, en sentido contrario, entorpecerlas o retrasarlas?

Los comités funcionan por consenso, pero la presidencia tiene una gran influencia por tener la iniciativa de convocar las reuniones y establecer el orden del día. Lo habitual es que celebre contactos informales con el panel de expertos de cada comité. Los contactos de la presidencia con los expertos pueden inclinar la balanza hacia determinadas sanciones.

Oriente Medio ha adquirido un gran protagonismo en la política exterior española, ¿cómo va afectar la presencia en el consejo a nuestra relevancia en la región?

Nuestro compromiso en la resolución del conflicto en Oriente Medio, desde nuestra entrada en el Consejo de Seguridad, se ha puesto de manifiesto, una vez más, con la reciente gira del ministro de Asuntos Exteriores a Jordania, Palestina e Israel. Esta visita fue precedida por una a Egipto en diciembre. Esto nos ha permitido disponer de una información de primera mano sobre la situación en el terreno y convertirnos en interlocutores privilegiados de árabes e israelíes en los distintos contactos que se mantienen en el Consejo de Seguridad. Lo fundamental ahora es mantener el espíritu negociador vivo porque la situación actual es de cierto ‘impasse’ tras la derrota de la resolución presentada por Jordania el pasado 30 de diciembre. Además, estamos a la espera de la celebración de elecciones en Israel a mediados de marzo.

¿Cuáles son las principales desafíos a los que se enfrentará España por sus responsabilidades en el Consejo de Seguridad?

El terrorismo es, desgraciadamente, uno de los grandes desafíos del Consejo de Seguridad y donde España ha tenido tradicionalmente un papel relevante en Naciones Unidas. Daesh [el nombre que prefiere utilizar para el autodenominado Estado Islámico] compite para atraer la mayor atención posible de la opinión pública internacional con medio violentos y crueles que no tienen precedentes. El territorio y la población que controla son tremendamente preocupantes. Con Boko Haram, los colegas africanos en el consejo nos alertan del peligro de que se cree un corredor yihadista en el Sahel. Libia, por otro lado, es uno de los grandes retos para la seguridad en el Mediterráneo. A dos horas de España, es un país que lleva demasiado tiempo al borde de la guerra civil, por tanto es el lugar apropiado para el tráfico de armas, el terrorismo o la migración ilegal. España colabora decididamente para que el país recupere la institucionalidad democrática.

¿Cuál es la posición de España con respecto a Siria?

Estamos firmemente comprometidos en lograr un acuerdo para poner punto final al conflicto, y lo hacemos desde una triple perspectiva. En el aspecto humanitario, a España le ha correspondido ser el ‘penholder’ dentro del Consejo de Seguridad, un asunto de la máxima importancia. En el ámbito político, hemos auspiciado reuniones en España con la oposición moderada y seguimos celebrando reuniones de diferentes minorías sirias de diversas facciones de la oposición. En el área de las armas químicas y bacteriológicas, estamos defendiendo una postura firme dentro del consejo para esclarecer el presunto uso de cloro por parte del régimen sirio contra la población civil.

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