Golpe a las mafias de la prostitución: «Esa no. La quiero más joven»
La Policía acaba con una red de prostitución «doméstica» que usaba a doce menores como cebo
«Esa no. La quiero más joven». Es uno de los mensajes de whatsApp enviado por un varón entrado en años a una de las tres «madames», cabecillas de la red de prostitución desmantelada en Murcia por la Policía . Se han interceptado decenas de comunicaciones similares intercambiadas entre las «mamis» y los clientes a través de esa aplicación telefónica. Ellas (dos bolivianas y una ecuatoriana), curtidas en las lides del negocio del sexo exhibían el catálogo de chicas disponibles (tenían una oferta de 400 mujeres, 12 de ellas menores) y muchos de ellos elegían con un solo criterio: juventud. Cuanto más niñas, más caro el servicio. Entre 80 y 200 euros, según la edad, que oscilaba de 14 a 17 años. Cuatro adolescentes eran españolas. El resto, suramericanas.
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«En una vigilancia una de las menores llegaba al edificio de la mami más veterana. Esta bajaba, la acompañaba a una parada de autobús. Allí la esperaba el cliente, se la llevaba en su coche a una pensión a las afueras de Murcia y tras el servicio la devolvía a la puerta del piso donde esperaba el novio de la boliviana que era el encargado de cobrar», detallan fuentes de la investigación. A continuación la chica volvía a su casa con sus padres (que creían que estaba trabajando de canguro) y al día siguiente al colegio como una aplicada estudiante.
Por WhatsApp
Menores, insistencia, engaño, sexo de pago, clientes con dinero y sin escrúpulos, whatsApp humeando mañana, tarde y noche, círculos de confianza que se van abriendo para captar mujeres y eventuales consumidores. Sin prostíbulos, sin anuncios, una prostitución casi quirúrgica en cuanto a la forma externa o publicitaria pero igual de sórdida o más que de costumbre. A las chicas las captaban de tres modos: en discotecas latinas frecuentadas por las «madame» donde les ofrecían trabajo dando masajes. «Las menores no sabían inicialmente que era prostitución», señalan los investigadores. El segundo método de selección: crías que se anunciaban para cuidar niños o ancianos. Y la tercera vía la abrió una de las adolescentes que convenció a dos amigas del colegio para introducirlas en el negocio. Las cabecillas y dos novios de ellas (el núcleo duro) proporcionaban sus pisos o pensiones; las menores recibían una parte mínima del dinero y el resto eran ganancias para la red, compuesta además por otras cinco captadoras y cuatro «taxistas furtivos»: 29 detenidos en total (incluidos clientes) que están ya en libertad. La Brigada de Extranjería de Murcia y el Grupo de Menores tiraron del hilo a raíz de que una pareja ecuatoriana denunciara en agosto la desaparición de su hija de 17 años. Días después averiguaron que ejercía la prostitución en el piso de una de las «mamis». Otra menor de 15 años fue encontrada en el registro de una vivienda cuando acababa de estar con un cliente. Prostitución aséptica concertada por teléfono y sin que la mayoría de los padres sospecharan nada.