Lo pensará... cuando quiera

Cuando recientemente alguien preguntó a Mariano Rajoy cuando va a anunciar los nombres de sus candidatos al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, el presidente del Gobierno y del PP se sinceró: «ni siquiera he pensado todavía cuando lo voy a pensar». José María Aznar apuntaba los nombres de su favorito para cada ocasión en su hermético cuaderno azul, pero Rajoy ni siquiera tiene cuaderno.

Él mismo ha contado que una noche de la semana pasada recordó que a la mañana siguiente tenía que nombrar al portavoz del grupo parlamentario... y así lo hizo: después de desayunar dedicó un rato a sopesar los distintos nombres que tenía sobre la mesa y llamó a Rafa Hernando tres cuartos de hora antes de la hora prevista para efectuar el anuncio.

Se ponga como se ponga, con Esperanza Aguirre va a suceder lo mismo, por muchas razones de peso que la presidenta del PP madrileño pueda esgrimir para tratar de forzar la designación de los candidatos, como la necesidad de movilizar cuanto antes a unos militantes que están desanimados o el hecho de que sea ella la que sale mejor parada en todas las encuestas entre los votantes del PP de toda la vida, que son los más dispuestos a abstenerse en las próximas elecciones. Y, en cualquier caso, Aguirre es la que tiene el arrojo, la ambición y las ganas, factores indispensables para dar una batalla en las urnas que se presenta difícil.

De ahí a creer que Rajoy va a adelantar la designación de los candidatos de Madrid porque ella así lo quiera, media un abismo. El presidente se va de vacaciones pasado mañana a su querida Galicia y resulta improbable que dedique unos minutos en los próximos diez días a pensar en este asunto. Su calendario es el de presentar el programa para las municipales en una convención que tendrá lugar a finales de enero y solo después anunciar los nombres de todos los candidatos.

La última vez que ambos se entrevistaron, después del verano, ella ya se ofreció para optar al ayuntamiento y él no se dio ni por enterado de la propuesta que acababa de escuchar. Tiene que ser frustrante para una mujer impetuosa como Esperanza Aguirre someterse a los tiempos lentos de Mariano Rajoy. Pero él es el jefe. Y esto es lo que hay.