Por qué la Constitución del 78 es la más extensa de Europa y la de Austria la más parcheada
La española ha sido reformada solo dos veces en sus 36 años de vida, frente a las 12 veces en Italia, las 60 de Alemania, las 80 de Austria y las 400 de México
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123456Una carta extensa, pero menos que los Estatutos de Autonomía
La aprobación de la Constitución Española de 1978 sirvió para culminar el proceso de la transición a la democracia en España. Con 169 artículos es una de las más extensas de la UE. Sin embargo, hay dos Estatutos de Autonomía mucho más largos que la propia Constitución: el de Andalucía con 250 artículos y el de Cataluña con 223 artículos. Y parece tradición en España crear textos extensos porque la primera en su historia, la Constitución de 1812, constaba de 384.
En la redacción de los 169 artículos participó Camilo José Cela, premio nobel de literatura, quien revisó gramaticalmente toda la carta. El importantísimo artículo 14 CE –la igualdad ante la Ley– fue uno de los que se redactó de acuerdo con sus propuestas, cambiando el texto previsto en el anteproyecto «(...) los españoles son iguales ante ley, sin discriminaciones por razón de...», por el definitivo «(...) los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de...». Contar con las aportaciones de un premio nobel fue todo un lujo para la carta constitucional española.
Otro de los datos curiosos de nuestra Carta Magna es que no define un mapa concreto de España, como queda registrado en la de otros países, tan solo dice que el país está formado por nacionalidades y regiones con capacidad de autogobierno, sin entrar a discernir cuáles. A través de estas directrices se establecieron posteriormente las 17 Comunidades Autónomas y las dos Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla de las que está compuesto el Estado.
¿En qué año España tuvo su primera constitución?
Tras producirse el Motín de Aranjuez contra Godoy y el asalto al trono de Fernando VII, Napoleón Bonaparte convocó a la Familia Real española a un encuentro en la ciudad francesa de Bayona. Allí Napoleón designó a su hermano José como Rey de España y redactó un texto que organizaba el país como una monarquía hereditaria con la obligación de respetar los derechos ciudadanos proclamados en su texto. Aunque legalmente no se puede considerar una constitución sino una carta otorgada, puesto que no fue elaborada por los representantes de la Nación, fue un antecedente directo del texto creado años después en Cádiz en el contexto de la Guerra de Independencia.
La Constitución española de 1812, conocida popularmente como «La Pepa», fue promulgada por las Cortes Generales de España, reunidas extraordinariamente en Cádiz, el 19 de marzo de 1812. Se le ha otorgado una gran importancia histórica por tratarse de la primera constitución promulgada en España, además de ser una de las más liberales de su tiempo.
Oficialmente estuvo en vigor sólo dos años, desde su promulgación hasta su derogación el 4 de mayo de 1814, tras el regreso a España de Fernando VII. Y brevemente se volvió a aplicar durante el Trienio Liberal (1820-1823), así como unos meses en 1836, bajo el gobierno progresista que preparaba la Constitución de 1837.
¿Cuál es la que más tiempo ha estado en vigor?
La Constitución de 1876 fue la que más tiempo estuvo vigente en nuestra historia. Acompañó a la Restauración borbónica, uno de los periodos más sosegados dentro del convulso siglo XIX, hasta 1931, fecha del advenimiento de la Segunda República. Alfonso XII, «el pacificador», fue el monarca de la Restauración, donde el secreto de su estabilidad estuvo en el pacto de alternancia política entre los líderes Antonio Cánovas del Castillo y Mateo Sagasta. Más de cincuenta años de vigencia con el paréntesis de la dictadura de Primo de Rivera.
Al contrario de la actual, con 169, y la de Cádiz con más de 300 artículos, fue una constitución breve, de sólo 89 artículos, y tan flexible que apenas acotaba más que los principios inalienables, el Rey, las Cortes y la propiedad. Cánovas del Castillo decidió elaborar un carta lo suficientemente flexible como para perdurar y mantener muchas cuestiones pendientes de futuras iniciativas legislativas.
Historia de las constituciones del mundo: ¿EE.UU, Inglaterra o San Marino?
Se considera que la constitución en vigor más antigua de todas es la de los EE.UU, creada en septiembre de 1787 y aprobada solo un año después. Sin embargo, otros documentos jurídicos que no pueden estimarse estrictamente como constituciones tienen fechas todavía más lejanas. El ejemplo más recurrente es el Estatuto de San Marino, elaborado en 1600 y que todavía sigue usándose como referencia en el ordenamiento jurídico de esta república europea.
El origen más remoto que hace mención a algo parecido a una constitución está en la antigua Carta Magna de las libertades de Inglaterra, entre el mito y la realidad, concedida por el Rey Juan sin Tierra, en 1215 –en tiempos del mítico Robin Hood–. Aunque no era un texto constitucional en el sentido moderno, el proceso que inició aquella norma –por el que el Rey transfería su poder a otros titulares– se convirtió en la primera vez que se limitaba la autoridad real, concediendo derechos a la Iglesia y a los señores feudales y sentando las bases para el régimen político británico.
A su vez, la tradición constitucional de Inglaterra quedó plasmada en la Carta Magna de EE.UU de 1787. Así, aunque se dice que el constitucionalismo nació a finales del siglo XVIII en Estados Unidos y Francia –como oposición al Antiguo Régimen–, en realidad, los franceses copiaron la idea a los norteamericanos y éstos a Inglaterra.
Las 60 veces que Alemania reformó su constitución
La Constitución española de 1978 puede revisarse en cualquier momento, aunque el proceso para reformarla resulta muy complicado, mucho más que en otros países. La de Italia, por ejemplo, se ha reformado ya 12 veces por diferentes cuestiones políticas. Bien es cierto que el país vecino es ejemplo, pero negativo, de un sistema de leyes excesivo. Mientras en Gran Bretaña hay 3.000 leyes, en la jungla italiana hay 150.000.
Pero los países europeos que más veces han reformado su constitución son Austria (80) y Alemania (60). Las modificaciones que ha tenido el texto alemán no han respondido a ninguna crisis constitucional sino a otra serie de problemas como las migraciones internas de la postguerra, los duros golpes que el terrorismo de la RAF (Fracción Ejército Rojo) o la formación de la Unión Europea. No obstante, el mayor éxito fue la modificación que llegó tras la reunificación alemana en 1990. Nada comparado con las reformas del ordenamiento mejicano, que desde 1917 ha sufrido más de 400 cambios.
En contraste, las dos reformas españolas han sido de poco calado y no afectaron a ningún punto esencial. La primera reforma constitucional se produjo en 1992 y consistió en añadir, en el artículo 13.2, la expresión «y pasivo» referida al ejercicio del derecho de sufragio de los extranjeros en elecciones municipales. La segunda, en 2011, sustituyó íntegramente el artículo 135 para «garantizar el principio de estabilidad presupuestaria vinculando a todas las Administraciones Publicas, reforzar el compromiso de España con la Unión Europea y garantizar la sostenibilidad económica y social».
¿Hay países que a estas alturas aún no han tenido ninguna?
Gran Bretaña es un país que no tiene Constitución escrita –tal y como se entiende tradicionalmente– sino un Derecho Constitucional formado por un conjunto de diversos textos históricos: estatutos, resoluciones y principios. Además otros países tienen una situación similar: Nueva Zelanda no tiene una Carta Magna codificada sino un conjunto de estatutos, tratados, órdenes, patentes reales y decisiones –como ocurría en su antigua metrópoli– que incluye desde el Tratado de Waitangi de 1840 suscrito entre los aborígenes maoríes y la Corona británica, hasta el Cabinet Manual de 2008, una guía ministerial que ha reorganizado la actividad del Gobierno neozelandés.
Por su parte, Libia tuvo una Constitución en 1951 pero fue derogada por la Proclamación Constitucional de 1969, tras el golpe militar de Muammar Gadafi. Ocho años más tarde, se redactó la nueva Proclamación de la Autoridad del Pueblo Libio que tampoco era una verdadera ley fundamental del Estado sino una declaración ideológica del régimen. En la acualidad, el país trata de elaborar un texto que levante los cimientos de la era postgadafi.
Omán no ha tenido una Carta Magna desde que se independizó de Gran Bretaña. No en vano, el sultán omaní promulgó en 1966 un Real Decreto que regulaba –entre otras materias– la sucesión al trono, la elección del primer ministro, el nuevo sistema bicameral y algunos derechos de los ciudadanos.