Rubalcaba: «La reforma de la Constitución en 2011 no me gustó»
«XL Semanal» entrevista al exlíder del PSOE por primera vez tras su dimisión
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«A lo mejor el año que viene el PSOE necesita pactar con Podemos o con el PP, ¿usted que haría?». Alfredo Pérez Rubalcaba no duda a la hora de contestar: «Eso ya lo veremos. Es una pregunta muy buena para ese momento y para Pedro Sánchez». Mordaz, sincero, unas veces más diplomático que otras, así se muestra el ex secretario general del PSOE en la primera entrevista que ha concedido tras su salida de la primera línea de la política y que este domingo publica «XL Semanal».
Realizada en su casa familiar de Madrid, donde Rubalcaba dice por fin disfrutar de la lectura sin ser interrumpido por el teléfono cada cinco minutos, no esconde su opinión sobre nada. Cataluña, la reforma constitucional, la irrupción de Podemos... Y cómo no, la corrupción, en relación a la que no oculta su pesimismo respecto a un acuerdo entre los dos grandes partidos. «Desgraciadamente, el Partido Popular y el PSOE no tenemos credibilidad en ese asunto», admite.
Alfredo Pérez Rubalcaba no rehuye tampoco las cuestiones relativas a los motivos vitales y políticos –que en su trayectoria vienen a confundirse– que le llevaron a marcharse. Se planteó dejar de ser ministro en 2008, dice, cuando José Luis Zapatero ganó las elecciones, para irse de diputado y poder ir saliendo poco a poco «como los buzos salen del agua, despacio para que la presión se iguale». Fueron seis años más, hasta que el pasado junio anunció su adiós. «Yo iba a anunciar que no iba a presentarme a las primarias antes del verano –narra–, es más, yo eso lo sabía en el Congreso de Sevilla (febrero de 2012, en el que venció a Carme Chacón). Yo no podía ser candidato otra vez».
De su tiempo en el poder, Rubalcaba desvela que, como líder del PSOE durante dos años y medio tuvo que «morderse la lengua... con algunos de los propios», lo que siempre le recordó una frase que tiempo atrás le había dirigido Felipe González: «El secretario general del PSOE tiene que callarse y tragar y tragar muchas más cosas de las que te imaginas...». Sin llegar a tal extremo sí confiesa que se vio obligado a defender la reforma de la Constitución que en septiembre de 2011 –con la crisis desbocada– incorporó el principio de «estabilidad presupuestaria» en el artículo 135, la modificación que ahora Pedro Sánchez quiere retocar. ««La reforma de la Constitución no me gustó. Pero si yo hubiera dicho que no a la reforma, el grupo parlamentario me hubiera podido seguir y Zapatero habría tenido que dimitir. Yo sabía que no podía hacerlo, y creo que él también».
Sobre Podemos, recomienda calma. «Hace un año, ninguna encuesta hablaba de Podemos. La situación es muy cambiante y, por ello, hay que tener en cuenta la foto sin olvidar que dentro de unos meses puede ser distinta».