ELECCIONES MUNICIPALES SEVILLA 2015
Susana Serrano: «¿Miedo a nosotros? Miedo da tener que dejar tu casa o el paro que hay»
Los «indignados» dan el paso a la política local con la marca Participa Sevilla (Podemos y Ganemos) prometiendo más participación ciudadana en los plenos para «temas importantes»
La nueva política trae a primer plano nuevas caras. Como la de Susana Serrano, rostro del movimiento social (transformado en partido al uso) que ha aglutinado a aquellos «indignados» que aparecieron en escena hace ahora cuatro años. De la calle al atril. Del 15M al 24M.
—¿Qué es Participa Sevilla? ¿En qué medida es Podemos y en qué medida no lo es?
—Somos una candidatura de unidad popular ciudadana como las que han organizado en otros municipios. Mucha gente de estas agrupaciones viene de Podemos, sí, como yo misma, pero también hay otras organizaciones. Y se mantiene abierta a todos. En el caso de Sevilla, como Podemos en sí no se presentaba a las municipales, muchas de las personas que trabajaban en los «círculos», en los barrios, pensábamos que las municipales eran muy importantes y no podíamos dejarlas pasar sin más. Empezamos a trabajar e iniciamos un proceso de confluencia para dejar de ser agrupación de electores, que se había denominado «Sevilla sí puede», para crear un partido típico, instrumental, donde se ha sumado gente de Ganemos y de Equo. Estos últimos decidieron finalmente ir con su propia lista, como Izquierda Unida. Los dos rechazaron ese proceso de confluencia, pero nosotros somos, en definitiva, una suma de Podemos, Ganemos y gente de Equo.
—Muy simple no es que sea, la verdad. Y para rematar, ahora en Ganemos hay quienes aseguran que la marca es suya y no de quienes van con ustedes...
—A esa gente no les prestamos mucha atención, bastante tenemos ya. Se presentan con gente que ni siquiera es de Sevilla. Pero más de la mitad de Ganemos se pronunció en una consulta y apoyó la confluencia en Participa Sevilla.
—¿No es un poco confusa esta amalgama de organizaciones para un votante medio?
—El proceso ha sido confuso en casi todas las ciudades, no sólo aquí, pero ya pasó. Y no nos preocupa tanto porque sabemos que tenemos a mucha gente detrás. Tenemos a toda la gente de Podemos, que en Sevilla tiene mucha fuerza, más todos los que se van sumando, que son muchos.
No seguir en las calles
—Tras un primer momento de efervescencia de los «indignados» y del 15M, ¿cree que han tocado techo?
—No, no. Además, lo importante no es exactamente el resultado de Podemos o de Participa Sevilla sino la existencia de esa enorme demanda social que hay actualmente en la calle. Y que sigue creciendo. Aunque a muchos no nos gustaba la idea de entrar en política, está claro que no podíamos seguir con esa dinámica de protestar en las calles para que luego se sigan tomando las mismas decisiones por parte de la misma gente. Había que entrar en política, lo hemos hecho y eso ha terminado con el bipartidismo. No volverán las mayorías absolutas. Los resultados, pues ya veremos. Desde luego, Participa Sevilla es el voto útil de la izquierda en esta ciudad y en absoluto hemos tocado techo.
—El discurso de Podemos, con ese aire de venganza, ha generado cierto miedo en algunos sectores sociales. Se les tilda también de radicales. ¿Lo son?
—¿Miedo? ¿Nosotros? Más miedo debería tener la gente de verse obligada a salir del país para buscarse la vida. Miedo da tener que dejar tu casa por no tener ayuda de ningún tipo o el paro que hay, que es inaceptable. Eso sí que da miedo y no nuestro partido, que tiene como objetivo la defensa de los derechos sociales o la recuperación de los que se han ido perdiendo. A mí eso no me parece nada radical. Y en nuestro caso, que somos una candidatura ciudadana que todo lo decide por participación de todo el que quiera, pues ya me dirá. No hay nada de radical en nuestro partido.
—¿Pero no me negará que vienen usando un tono excesivamente revanchista? Y que ahora están modulando.
—Más que tono de revancha, simplemente me parece que ha sido la expresión de la indignación de la gente. Luego, cada dirigente tiene su forma de expresarse, pero lo importante son las ideas. Cualquiera puede leer nuestro programa, a ver si ve algo que cause miedo. A no ser que se trate de alguien que viene siendo favorecido siempre en detrimento de la mayoría de los ciudadanos; a esos es a los que llamamos «casta», a los que siempre salen beneficiados por encima del interés general. No puede estar todo siempre en manos de unos pocos que lo controlan todo y luego tanta gente pasándolo mal. Y encima, vinculados a casos muy evidentes de corrupción.
—Ese discurso general funciona. ¿Pero cómo se traslada al ámbito municipal? Hará falta concretar un poco más, bajar al suelo, ¿no?
—Lo bueno de la política municipal es que se basa todo en el diálogo porque estamos muy cerca. Es una política de proximidad en la que hay que escuchar y nuestra idea es estar continuamente reuniéndonos con los ciudadanos que quieran aportar, sugerir. Podrán votar incluso en los plenos mediante un método tecnológico que hemos presentado.
—¿Cómo podrá votar la gente en un pleno? ¿Tiene ese sistema garantías?
—Todas. Se denomina «Demo 4.0» y es una aplicación informática muy sencilla con la que cualquiera puede participar en los plenos. El voto ciudadano, a partir de un porcentaje mínimo, tendría valor como el del cualquier concejal. Eso sí, no para instalar un semáforo sino para cuestiones de relevancia para la ciudad. Imagínese, pues construir las «Setas» en La Encarnación. Algo así deberá pasar por el filtro de los ciudadanos. Temas importantes, que deberán tener un amplio respaldo social. No se trata de votar cada cuatro años y aguantarse con lo que decidan luego los políticos.
—¿Tiene un partido tan nuevo y con un mensaje tan nacional conocimiento suficiente del detalle de la ciudad?
—¿Conocen la ciudad mejor Zoido o Espadas, que van con coches oficiales y escoltas, o los ciudadanos que estamos en a calle y en contacto permanente con lo que pasa? No sólo eso, se nos acercan constantemente personas y colectivos que nos trasladan sus inquietudes y problemas. Autónomos, técnicos, gente del transporte, comerciantes, funcionarios... ¿Que nos gustaría conocer más? Por supuesto, pero especialmente de lo que hace el Ayuntamiento, de lo que gasta, de lo que invierte, de qué hace. Y no se da esa información al ciudadano.
—Hablaba también de algunas claves de una ciudad con tremendas peculiaridades y tradiciones muy asentadas. No sé si recuerda las declaraciones sobre una «revisión» de la Semana Santa de su compañera Begoña Gutiérrez...
«La Semana Santa no está en cuestión. A mí me encanta ver cofradías»
—Ese malentendido ya se aclaró en su día. Y debo decir que nosotros apoyamos todo lo que sea una tradición popular, y más si es algo con tanto, tanto, tanto calado en la ciudad. A mí, por ejemplo, me encanta la Semana Santa. Me gusta el arte contemporáneo y la música independiente, sí, y también me encantan las cofradías. Y hay algunas que para mí son importantísimas y que jamás me pierdo, como San Benito, San Gonzalo, el Gran Poder o la Macarena. Eso nunca se ha puesto en cuestión, en absoluto. Ni eso ni la Feria. Aunque todo sea mejorable.
—Como medidas para el fomento del empleo, ustedes aluden a obligaciones de las empresas que contraten con la administración. Personas a contratar, condiciones... ¿No puede eso provocar que huyan los inversores?
—¿Y qué hacemos? ¿Dejamos vía libre a que las empresas vengan a explotar a los trabajadores cuando éstos tengan menos derechos laborales? ¿Como en los países del Tercer Mundo? ¿No es mejor equipararse a otras ciudades europeas, que es proteger la mano de obra? Las empresas no se van si hay atractivos para ellas, que no tienen por qué ser pagarle poco a los trabajadores.
—Tienen ustedes intención de reforzar el sector público o hasta «engordarlo». ¿No ha resultado esa fórmula un desastre para las administraciones? Las cifras de la deuda de éstas son terribles.
—Porque se ha gastado mucho en megaproyectos que no eran para los ciudadanos sino para negocios de los amigos de los que estaban gobernando. Como las «Setas», sí, es un ejemplo. Con nosotros eso no pasará. Además, está demostrado que privatizar genera más gastos. Demostrado.