Alberto Lahoz
«El votante de derechas suele perdonar antes y ser más fiel que el de izquierdas»
Los votantes de izquierdas suelen ser más volátiles, al fluctuar en un espectro político mucho más concurrido que el de derechas
![«El votante de derechas suele perdonar antes y ser más fiel que el de izquierdas»](https://s3.abcstatics.com/media/elecciones/2016/06/22/sanchez-rajoy-kMSH--620x349@abc.jpg)
La nueva y la vieja política fracturaron la dicotomía ideológica que se había instalado en la política española desde los primeros años de democracia. Sin embargo, la dualidad que abrazaron los partidos el pasado 20-D se ha diluido en apenas 6 meses de gobierno en funciones. A falta de menos de una semana para que se celebren las décimo terceras elecciones en casi cuatro décadas de democracia, la sospecha de una baja participación ya planea sobre las urnas . La explicación, a juicio de los expertos, es sencilla: decepcionados con los resultados de los pasados comicios, la incapacidad de los partidos para llegar a acuerdos postelectorales y con las expectativas que circulaban en torno a las nuevas formaciones ya desinfladas, los ciudadanos miran con escepticismo al 26-J. Los partidos, intentando desmarcarse de las estrategias futiles con las que concurrieron a las pasadas elecciones, ya exploran nuevos discursos para convencer a un electorado cada vez más transversal, que fluctúa entre las diferentes formaciones sin miramientos, por castigo, por rencor, por experimentar. «Ahora los que decían ser la nueva política hacen esfuerzos por parecerse a la vieja, y la vieja política sale a la calle como si fuera la nueva», resume con sorna el politólogo Alberto Lahoz.
No solo el discurso ha variado desde 1977, también lo ha hecho la movilización del electorado, que no alcanza las cuotas de participación de finales del pasado siglo. « Hay un cambio de mentalidad política en los votantes , ahora son muchísimo más maduros », explica el analista político. La ciudadanía es capaz de valorar entre más opciones políticas y tiene a su disposición un abanico mucho más amplio de materias que, ahora sí, se vuelven decisivas. «Entra en juego la economía, el mundo rural, el urbanita, la educación, la corrupción, la regeneración democrática… Con toda esa ensalada de posibilidades los electores deciden su voto, que ya no es un simple arma ideológica», valora Lahoz.
Las formaciones, tanto las emergentes como las tradicionales, viraron sus tácticas contemplando pactos inusuales que no terminaron de cuajar, ni siquiera a nivel interno. Si los ciudadanos ya castigaron a la política en las duodécimas elecciones, cabe esperar que, después de las infructuosas negociaciones de estos meses, lleguen al 26-J «hastiados de esa sobreactividad política hacia la cual nos están condenando» .
«Pónganse ustedes de acuerdo»
Para evitar un mazazo mayor y atraer al electorado indeciso, los partidos políticos han decidido reducir gastos, centrando sus presupuestos en el voto por correo y el mailing en lugar de las grandes campañas de antaño. Pero ni siquiera «una campaña de mínimos» es suficiente para suplir las carencias que han salido a relucir tras la incapacidad para formar gobierno, ya sea por la obsesión de evitar el de la fuerza más votada o por el vaivén socialista que ha medido la temperatura a izquierda y derecha, provocando crisis internas y desligándose de su electorado tradicional. «Es necesario que los partidos hagan una reflexión» , atiza el politólogo, para quien el 20-D «los electores lanzaron un claro mensaje: "Pónganse ustedes de acuerdo", y ese aviso no ha cambiado».
Modulado el espectro político con estrategias que camuflan la ideología para obtener todo tipo de apoyos en el electorado, Podemos ha conseguido nutrirse del voto huido del PSOE y, según Lahoz, sigue haciéndolo al rebajar el tono de su discurso. «En los círculos políticos, sobre todo socialistas, valoraban este cambio diciendo que si empezaban de nuevo con lo de la cal viva, les movilizaría para votar en masa , por eso evitan atacarlos tan directamente», explica.
«Génova ha abierto sus puertas a esos 3,5 millones de votantes que apostaron por C's pensando que haría de resorte de su partido y vieron que luego se abrazó al PSOE»
Alberto Lahoz
politólogo
En Ciudadanos , en cambio, ocurre lo contrario. Su salto a la política nacional permitió al partido de Albert Rivera hacerse con algunas de las papeletas del votante tradicional del centro derecha, que se sintió identificado con su discurso. Pero después del acercamiento al PSOE, rubricando un pacto, ese votante descontento que había emigrado del PP a C’s se sintió traicionado, por lo que volverá al caladero popular. «Génova no es rencorosa, y ha abierto sus puertas de par en par a esos 3,5 millones de votantes que apostaron por Ciudadanos en las pasadas elecciones pensando que harían de resorte de su partido y vieron luego que se abrazó al PSOE. Seguramente habrán dicho: " Con mi voto no, Rivera, con mi voto, no" », asegura Lahoz.
Lejos de leyendas urbanas que refuerzan la diatriba de que una baja participación perjudica a la izquierda o que ésta siempre es la más desfavorecida en unas elecciones por la fracturación ideológica a ese lado del eje político, Lahoz matiza: «Ya sea por la educación o por la formación, el votante de centro derecha suele perdonar antes y ser más fiel a ciertos valores que probablemente el de centro izquierdas», que tiende a ser más volátil al tener «un espectro más amplio».
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