Las seis claves de la noche electoral

La entrada de Iglesias en el Gobierno y la necesidad de algún apoyo independentista, aunque sea como abstención, condicionará a un Gobierno de Sánchez que puede afrontar un próximo debilitamiento económico

Elecciones 2019| En directo, todos los resultados y reacciones de los partidos

Así sería el resultado de las elecciones generales 2019 si hubiera un único partido de centro derecha

Sánchez celebra su victoria electoral ISABEL B. PERMUY
Manuel Marín

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La gobernabilidad con Podemos en Ministerios

Las elecciones se habían configurado como una suerte de plebiscito en torno a Pedro Sánchez , condicionado también por el efecto simpatía-antipatía hacia un bloque ideológico de izquierda o derecha sin matices. El triunfo de Pedro Sánchez y la opción de que se reproduzca el «club de la moción de censura» con una cifra superior a los 176 escaños abocan a dos posibilidades para el secretario general socialista.

Primero, una gobernabilidad similar a la que se produjo durante los últimos diez meses, pero esta vez, con un matiz añadido y relevante: la configuración de un Gobierno en coalición con ministros de Unidas Podemos, y en particular, con la presencia de Pablo Iglesias en alguna cartera de entidad. Pero para ello necesitaría el apoyo de los partidos regionalistas como el cántabro o Coalición Canarias, los votos de los seis diputados del PNV y, al menos, uno del independentismo catalán (ERC o JxCat) o uno de Bildu (o abstenciones). Por tanto tendría que negociar cesiones.

La segunda opción que se puede abrir paso, y sobre la que Sánchez y Albert Rivera recibirán presiones de todo tipo, es la conformación de un Gobierno de coalición entre PSOE y Ciudadanos, aunque para ello Rivera deberá dar por superado el taxativo y contundente veto que impuso al líder socialista durante la campaña, con el coste que para su coherencia puede conllevar en futuros procesos electorales. Y todo ello, más allá de que Sánchez y Rivera deberían superar serias diferencias personales y una idea radicalmente diferente sobre cómo enfocar soluciones para Cataluña, o sobre las recetas económicas para España.

¿Sánchez se divorcia del separatismo?

Es cierto que Sánchez ha negado por activa y por pasiva su autorización para celebrar un referéndum de autodeterminación en Cataluña, pero ha dejado la puerta abierta a indultar a los líderes del separatismo que están siendo juzgados en el Tribunal Supremo. Y a celebrar una consulta estatutaria con mayor dosis de autogobierno para Cataluña, sin especificar en qué consistirá su oferta. Sin embargo, Sánchez preferiría convencer a Ciudadanos de la relevancia de establecer un acuerdo estable para cuatro años , toda vez que la estabilidad derivada de cualquier acuerdo con Podemos o el independentismo quedaría en manos de partidos minoritarios que viven del chantaje político al mayoritario. Rivera tiene, en efecto, un problema.

La fractura hunde al PP y lo iguala a Ciudadanos

Se ha cumplido el pronóstico de que la división del votante del centro-derecha en tres formaciones políticas como PP, Ciudadanos y Vox le ha penalizado en la obtención de escaños. Se había especulado con la paradoja de que el logro de un mayor porcentaje de voto por parte de la derecha podría conllevar un efecto de «anulación mutua» en el reparto de escaños, pero ni siquiera ha ocurrido así. Objetivamente, el centro-derecha ha dispersado su voto hasta tal punto que el único beneficiado ha sido Pedro Sánchez con la obtención de restos -y por tanto escaños- en numerosas provincias.

La hipotética suma del porcentaje de voto entre PP y Vox si hubiese concurrido una sola formación política habría causado justo el efecto contrario, calculado en un mínimo de 120 o 125 escaños, y Sánchez habría visto mucho más dificultada la obtención de una veintena de asientos en el Congreso. Pero ha triunfado la estrategia socialista del «miedo» a la derecha radical en España, que además provocará ampollas en el Partido Popular con la probable aparición de voces que cuestionen el liderazgo de Pablo Casado , que en la práctica ha quedado igualado con Ciudadanos.

Se aleja la segunda vuelta en autonómicas y municipales

La fragmentación del arco parlamentario y la italianización del Congreso de los Diputados pueden ser una realidad. Y la amenaza del bloqueo legislativo será también una evidencia en cada votación porque la consecución de acuerdos estables, firmes y duraderos será compleja para Sánchez si no consigue alcanzar un acuerdo con Rivera que no conviene dar por hecho. En tal caso, la inestabilidad y la política de equilibrios imposibles podrían ser dos de las señas de identidad de la nueva legislatura. La doble duda que se plantea ahora es si este triunfo de Sánchez propagará un «efecto euforia» para el PSOE en las municipales y autonómicas dentro de un mes, aunque la investidura se produjese después. O si, por el contrario, el votante de la derecha asumirá que la fractura es un error. Sin embargo, el encarnizamiento de la pugna entre PP, Ciudadanos y Vox no aventura coaliciones previas en los nuevos comicios y, menos aún, renuncias de algunos de esos partidos a presentar listas. La configuración de las autonómicas y municipales como una «segunda vuelta» de las generales podría ser aún más demoledora para una derecha víctima de su propio cainismo.

El riesgo de recesión con un Gobierno PSOE-Podemos

Es una evidencia que nuestra economía ofrece signos de debilitamiento, y que a nivel internacional se empieza a manejar la tesis de una incipiente recesión. Un hipotético Gobierno de PSOE y Podemos entregado a un aumento desmedido del gasto público, a un mayor endeudamiento, y a un riesgo de incumplimiento de las exigencias de déficit dadas las servidumbres políticas de Sánchez para ser presidente, podría situar a España al borde del abismo de una nueva crisis financiera. Las advertencias de la Unión Europea en este sentido no han caído en saco roto a los ojos de inversores, del mismo modo que los empresarios ya han tomado nota del nuevo Salario Mínimo Interprofesional, al que se achaca la progresiva caída en el empleo que está experimentando España.

España se radicaliza

El sentido del voto en nuestro país demuestra que el voto se aleja de la moderación y se radicaliza a izquierda y derecha. Sánchez no representa a la socialdemocracia clásica, sino a un socialismo puro sin mucho margen de diferencia ideológico con el populismo de Podemos. A la derecha, Vox reproduce en nuestro país muchos de los esquemas extremistas que se han dibujado en la última década prácticamente en toda Europa, con una concepción radical del nacionalismo, el rechazo a la inmigración o el desprecio a las élites políticas y a los mandatos de la UE.

De alguna manera, la moderación fracasa en una España sometida al riesgo de ver liquidados los consensos de la Transición. Así, sería plausible la hipótesis de que Podemos se erija, desde el Gobierno y con la anuencia de Sánchez, en una suerte de guardián de las esencias de una izquierda anclada en un revisionismo histórico excluyente y divisor, y que el revanchismo sea la receta idónea para la liquidación del régimen de 1978 por la vía de los hechos consumados con la complicidad del separatismo. Agitar el fantasma de la «extrema derecha» ha sido para Sánchez argumento suficiente para que buena parte de la izquierda se haya movilizado, porque a la vez ya contaba con la ventaja de la ruptura de una derecha enfrentada consigo misma.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación