Sánchez intenta desarmar el plan de Iglesias de escorarlo a la derecha
Rechaza claramente una coalición con Casado y le recrimina que no le apoyase
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
No hay grandes novedades en el relato que Pedro Sánchez quiere armar de aquí al 10-N. Básicamente presenta la política española como un plebiscito sobre su presidencia frente a «las tres derechas» La única novedad con abril es que Pablo Iglesias y Podemos han pasado al bando enemigo. Lo que refuerza ese discurso de un único hombre contra todos.
El presidente en funciones descartó ayer la posibilidad de un Gobierno compartido con el PP. Realmente no es una novedad. Pero se llegó a la conclusión de que definir ese escenario como un «trampantojo», como llevaba haciendo semanas en cada mitin que podía, no era un mensaje tan claro. Ayer pulió y simplificó la idea: « No va a haber gran coalición con el PP . Él pregunta y yo respondo. Y ahora le pregunto yo a él si va a seguir bloqueando». Sánchez lanzó este mensaje en Vitoria y en Pamplona. «La culpa y el culpable de todos eres tú», llegó a reprocharle Santos Cerdán, navarro y hombre fuerte del sanchismo.
Fuentes de la dirección socialista explican que consideraban necesario dejar las cosas claras desde el primer día, para fijar posición y espacio». No es un mensaje novedoso en el fondo pero sí es relevante. Porque pone de manifiesto que Sánchez tiene que dedicar tiempo a combatir la campaña de Iglesias, que cabalga sobre la premisa del escoramiento del PSOE hacia la derecha.
La fuerte caída de Iglesias que a finales de verano esperaban en las filas socialistas no termina de vislumbrarse en los sondeos. Algunas voces en el partido asumen además que Iglesias suele crecer en las campañas y que «la última semana le viene siempre bien».
Realmente la posibilidad de una coalición no está en las coordenadas ni de La Moncloa ni de Génova. Cosa distinta es la abstención en la investidura. Sánchez, cauto, no se refiere a esa posibilidad que meses atrás ha venido alentando al reclamar las abstenciones de PP y Ciudadanos. Lo de ayer, por tanto, fue un intento por desbordar la campaña de Iglesias. Intentar tapar los ataques de Podemos por la izquierda, descartando algo que no aparece como una opción real.
Pero esa clarificación no cerró el tema, sino que llevó el choque al siguiente nivel. Iglesias leyó la jugada y respondió con el siguiente paso: « Pedro Sánchez se muestra esquivo . Dice que no a un Gobierno de coalición con Casado, pero no ha aclarado si piensa en un pacto de investidura con él. Los votantes del PSOE prefieren saberlo».
Sánchez, que ante ese nuevo planteamiento no puede ser tan concluyente, intenta su propio ataque. Que no es otro que insistir en la idea de que tanto en 2016 como ahora el líder de Podemos no ha facilitado su investidura. Una realidad que están convencidos que sigue siendo un lastre para Pablo Iglesias . Entiende que se puede desmontar a Iglesias, y que planteándole la pregunta de «si va a seguir bloqueando». Convencidos de que haber bloqueado la investidura en julio, pese a haber tenido una oferta de ministerios encima de la mesa, es lo que más daño hace a Iglesias. Así que ese mensaje se va a mantener hasta el final.
Uno de los actos clave de la campaña del PSOE fue el de ayer en Pamplona. Incluso el CIS apunta que los socialistas podrían ceder un escaño aquí en favor de Bildu. El presidente en funciones transmitió su apoyo a la presidenta María Chivite, que llegó al poder con apoyo de Geroa Bai y la abstención de Bildu: «El conjunto del socialismo está profundame nte orgulloso».
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