Curri Valenzuela

Rajoy y Susana unidos frente a Sánchez

Ni el auténtico soldado Ryan podría salvarse. Cercado, además, desde la izquierda por Podemos y desde el centro por Ciudadanos, el líder del PSOE está en caída libre.

CURRI VALENZUELA

Ni el auténtico soldado Ryan podría salvarse. Cercado, además, desde la izquierda por Podemos y desde el centro por Ciudadanos, el líder del PSOE está en caída libre

«Solo soy la presidenta de Andalucía», advierte estos días Susana Díaz. Le falta añadir «por ahora». En realidad ha delegado sus funciones en el vicepresidente de la Junta y está dedicada a la campaña electoral. Tres o cuatro mítines diarios para conseguir el objetivo de que al menos el 40 por ciento de los votos que consiga Pedro Sánchez el 20-D sean andaluces.

Después de llegar, como todo el mundo, a la conclusión de que el candidato socialista fue el perdedor del debate a cuatro del pasado lunes, Mariano Rajoy da por acabada su etapa como secretario general y ha recomendado a los suyos «que pasen una etapa tranquilos viendo cómo pueden organizar las cosas en el futuro», una frase pronunciada precisamente en Sevilla a la que le faltó rematar con un «Susana, mira a ver cómo lo haces».

En el PP reconocen que plantearon inicialmente su campaña electoral como un duelo con el PSOE en un intento por fomentar el bipartidismo y frenar a los partidos emergentes. En el tramo final se han desprendido de ese objetivo. Como dice Albert Rivera, ya no es posible salvar al soldado Sánchez. Tampoco parece muy recomendable para los populares que se quejan de su falta de lealtad en las dos crisis políticas de las últimas semanas: el amago de independencia de Cataluña y el yihaidismo revivivido en los atentados de París.

Cuando se han puesto sobre la mesa ambas cuestiones, la postura del candidato socialista ha estado presidida por una de sus principales características desde que lidera el PSOE: la ambigüedad. Tanto en el tema catalán como en el del Pacto Antiyihadista primero se le llenó la boca de promesas de apoyar al Gobierno. A los pocos días ya estaba culpando a Rajoy de los desmanes de Artur Mas y tratando de empujarle a que se comprometiera a enviar tropas a Siria. Una trampa en la que Rajoy evitó no enredarse para evitar manifestaciones de «No a la Guerra» como las que derrotaron al PP en 2004 por el apoyo de Aznar a los Estados Unidos en el conflicto de Irak.

Rajoy prepara ya su próximo debate del próximo lunes, un cara a cara en el que los populares confían que venza de forma contundente a su adversario. Sería el mazazo final en la campaña de Pedro Sánchez, muy criticada, aunque en voz baja, entre los suyos. Y nadie cree que Susana Díaz le vaya a llorar.

Andalucía, junto quizás Extremadura, será la única comunidad en la que va a ganar el PSOE, pero cuando eso ocurra el mérito le va a ser adjudicado a ella, no a él. Para colmo, Díaz ya le ha advertido de que en España debe gobernar el partido mas votado, nada de ese tripartito al que quiere aferrarse su aún lider nacional como tabla de salvación de su naufragio.

Cercado desde la izquierda por Podemos, desde el centro por Ciudadanos; derrotado en el debate mas importante de los celebrados hasta ahora; en caída libre en todas las encuestas a pesar de sus frecuentes apariciones en programas livianos de televisión, a Pedro Sánchez solo le faltaba la conjunción de fuerzas de Mariano Rajoy y Susana Díaz contra él. Así no podría salvarse ni el auténtico soldado Ryan.

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