El PSOE baja en los sondeos desde hace un mes y crece el temor a no mejorar el resultado de abril

El «premio» del último escaño de abril los pone a la defensiva y sin gran margen de subida

Pedro Sánchez, ayer, en un mitin en el País Vasco EP
Víctor Ruiz de Almirón

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Las elecciones generales en España son realmente 52 elecciones por cada circunscripción. En cada una de esas provincias se libra una batalla. Con el nuevo escenario multipartidista , la desproporcionalidad en las provincias más pequeñas y el sesgo de la Ley D’Hondt el partido que es primera fuerza recibe un jugoso botín.

Por eso el 28 de abril el PSOE, logrando 123 escaños, se llevó asientos, como el de Ceuta o el tercero en las provincias más pequeñas, que no logró ni en las mejores épocas de Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero .

Eso coloca al PSOE en estas elecciones con una posición defensiva de entrada. Los socialistas lograron el último escaño en 20 provincias. En un contexto de mayor fractura en la izquierda por la irrupción de Íñigo Errejón , al menos en algunas provincias, y del efecto contrario por la derecha en favor del PP, varios de ellos están perdidos de entrada.

En siete de esas provincias se puede presentar Errejón. En ocho la disputa es con el PP, que es el siguiente en el reparto de escaño. En las que ambos factores se combinan, como Madrid o Murcia, mantener ese último escaño es poco menos que utópico.

La otra cara de la moneda es que en otras 16 provincias los socialistas fueron los últimos en quedarse sin escaño. Deberían ser el objetivo prioritario. Pero el problema para ellos es que en cinco provincias esa disputa es con el PP. La gran esperanza de los socialistas para lograr actas de diputado extras son siete provincias en las que Cs se llevó el último escaño y ellos fueron los siguientes en el reparto. Si ganase esos siete, sólo compensaría los ocho que perdería con el PP.

El PP, en cambio, solo logró el último escaño en 9 provincias. Su subida le protege del riesgo de perderlos. A lavez que podrá disputar 12 escaños en provincias donde fue el último en quedarse sin ello. Vox se quedó el último escaño en cuatro provincias y el más cercano en ocho. Tiene más opción de ganar que de perder. Unidas Podemos defiende 6 últimos escaños y se quedó el más cerca en otros 6. A Ciudadanos le pasa algo similar al PSOE, pero en menor dimensión: defiende más de lo que puede atacar. En nueve se quedó con el último escaño. Solo en cinco es el siguiente en el reparto y su tendencia a la baja los descarta si no revierten su caída.

Dudas internas

La sensación en los territorios y entre algunos dirigentes es de estancamiento. Y de que existe el riesgo de retroceder. Muchos de ellos ya manifestaban sus dudas respecto a la pertinencia de no evitar las elecciones. «Nos dicen que vamos a subir escaños y cuándo preguntas en qué provincias no tenemos respuesta» , plantea un dirigente. Dos presidentes autonómicos estiman que lo previsible es un resultado casi plano respecto al del 28 de abril. «Ir a elecciones era un riesgo», plantea un diputado.

Por ejemplo en la Comunidad Valenciana se ve peligro de caída tras el acuerdo de Compromís con Errejón. «En abril tuvieron un mal resultado y ahora van a por nosotros y pueden crecer». Incluso en el núcleo duro del Gobierno se habla ya de 130 escaños como un buen resultado. Cuando hace un mes se apuntaba a una horquilla entre 140 y 150 escaños. Las sensaciones en el partido coinciden con la encuesta que publica hoy ABC y que otorga al PSOE 122 escaños .

La confianza de la sala de máquinas socialista es la que operó en favor de Mariano Rajoy en la campaña de 2016: institucionalidad y estabilidad como recetas, que explican perfectamente el cambio de tono de Sánchez. El presidente en funciones ha arrancado muy pronto la campaña, acto institucional por la mañana y mitin de partido por la tarde. Concede entrevistas en medios locales y busca mucha exposición, siempre controlada y en formatos de muy bajo riesgo. Hoy mismo repite formatos: entrevista televisiva por la noche y mitin por la mañana para presentar el programa electoral.

Entre los más optimistas se expresa la certeza de que «no vamos a bajar», aunque se manifiesta preocupación por la activación del partido. El consuelo general es que no ven posible que la derecha pueda sumar o perder la primera posición. Pero algunas personas sí alertan del riesgo de dejar de ser el único presidenciable si el PP logra rebasar la barrera de los 100 diputados. «Y van a estar ahí», advierte un dirigente.

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